Capítulo 1

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Patricia llegó a casa un poco antes esa tarde, cansada, deshecha y con un dolor de cabeza que le taladraba alguna parte del cerebro que hacía que no pensara correctamente. Se había peleado con todo ser humano vivo que se le cruzara en el camino desde su secretaria, la chica del restaurante de comida rápida, el señor que conducía a cinco millas por hora en un área de 45 y hasta el portero del apartamento, así que había decidido que era un peligro para la sociedad; lo mejor era regresar a casa. Todo lo que quería era una deliciosa ducha y un armonioso momento de relajación.

Una vez dentro del baño y sintiendo el agua caliente en todo su cansado cuerpo, se sintió renovada y en plena tranquilidad, suspiró ruidosamente -Todo lo que necesitaba - murmuró para sí. Luego del reconfortante baño, salió con su camisa de manguitas y sus pantalones cortos, muy cortos...la comodidad en casa no tenía precio solía decir. Preparar la cena no era difícil hoy, solo sacar la comida de las bolsas y colocarlas en platos - Gracias Dios por el grandioso invento de la comida rápida, la comida preparada y el microondas - dijo con una gran sonrisa tomando la comida.

El sonido de unas llaves en la puerta la sacó de su concentración culinaria:

- Llegas tarde hoy cariño.

- Examen, biblioteca, idiotas en la calle, ¿te suena conocido? - respondió Alexandra mientras dejaba sus libros en la mesa, caminaba hasta Patricia y besaba su mejilla. -Te llamé a la oficina y Ana dijo que ya habías salido, tú como que no tienes buena pinta hoy... - dijo torciendo su boca.

- Un día terrorífico, no pude aguantar tres minutos más, ya sabes lo habitual, ahogada en papeles, el juzgado, las investigaciones, el mundo que se vuelve loco...

- Ya te dije que te tomaras unas vacaciones y te alejaras de todo este mundo de locos - le dijo Alexandra cínicamente sentándose a la mesa.

- Sabes que ahora no es el momento - dijo Patricia sentándose a su lado.

- Vamos Mamá, nunca es el momento, es como si no encontraras el tiempo para ti - miró a su madre a los ojos - Mírame, ya estoy bastante grandecita, así que puedo cruzar la calle sola, puedo abrir la nevera, cocinar y sino ya sabes pizza es buena opción - sonrió y comenzó a comer.

- No es eso Alex, es que simplemente no creo que sea el momento... - con su mirada algo perdida.

- Mamá, ¿qué edad tienes? - alzó un poco la voz.

- Alex, sabes qué edad tengo - dijo mirando el rostro de su hija hasta encontrar sus ojos azules.

- Sí, pero quiero que me la digas tú para que me entiendes - dijo y alzó el tenedor que tenía en las manos y señaló a todas partes.

- 31 años si no te has dado cuenta - prestó atención a su cena.

- Aja, 31 años, abogada, hermosa, con una hija de 18 años y completamente sola, ¡Por Dios, en algún lugar hay un problema, ¿no crees?

- Sí, creo que el problema está en la hija de 18 años - miró a Alex y sonrió.

- Muy graciosa - dijo y le ofreció una mirada aniquiladora - Mamá lo que estoy tratando de decir es que debes salir, hacer otro tipo de cosas, buscarte una pareja, hacer el amor...

- Alexandra Stevenson no le hables así a tu madre - abrió sus ojos color castaño tan grandes como se le hizo posible.

- Mira Patricia - dijo Alex con plena confianza - llevas cinco años sin estar con ninguna persona, ¿5 años?, por favor, Mamá, yo soy tu hija; pero quiero que seas feliz...

Del borde...al precipicio (Sankh)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora