Confianza.

208 25 14
                                    


-Cerré la puerta, y me dirigí a la tienda de Rosie. Había de hablar con ella. Me sentía avergonzado de mí mismo, había perdido la compostura delante de mi alumna, ¿Qué imagen le habría dado? No debí armar aquel escándalo en el comedor. Sin poder quitarme esa imagen mía de la cabeza, llamé a la puerta de Rosie. Me abrió ella.

-¡Oh, Alastor, bienvenido!

-Hola Rosie, ¿Qué tal?

-Bien, querido, un poco de ajetreo hoy, ¿Qué te trae por aquí? ¿Alguna prenda en especial?

-No, hoy no vengo a comprar, Rosie, ¿Qué tal si tomamos algo fuera?

-¿Te sucede algo, Alastor? Te veo turbado.

-Nada importante, Rosie. ¿Vamos?-Le ofrecí salir con un gesto.

-Claro, dame un segundo, Alastor.-Tomó sus cosas y salió, cerró la puerta y nos fuimos calle abajo, a tomar un café, cuando nos sentamos, me miró con curiosidad y bebió un sorbo de café.

-¿Qué tal con tu nueva alumna, cómo va?-Dijo divertida.

-Oh, va muy bien la verdad, la he dejado estudiando, sabes que es difícil-Dije bebiendo.

-Eso es cierto. Bueno, dime ¿Porqué me has traído aquí para hablar?

-¿No puedo tomar un café con mi querida Rosie?-Sonreí torcido. Me estaba pillando fuera de mi espacio cómodo.

-¡Ja! Cielo, te conozco desde que eras un renacuajo, y no soy estúpida. Algo has hecho. Tu cara lo dice todo- Me miró sonriente. Esto no me gustaba un pelo.

-Bueno, me gustaría saber porqué mandaste a mi alumna a la tienda de Vox. Podría haber pasado algo.

-¿Así que era eso?- Se echó a reír.- Vamos, tu pupila no es idiota. Ella sabe ocultarse bien, ¿Le pasó algo?

-No, pero no me gusta que se haya acercado a Vox. Sabes que es un rival mío, no debiste mandarla sin mi consentimiento, Rosie.

Se sorprendió. Me miró asombrada y puso su mano en el pecho, inocente.

-¡Oh, Alastor, lamento haberte molestado! Pero creo, que no estamos aquí por eso. Siempre habrá rivales por los poderes allí. Creo que estás aquí por otra razón, amigo mío.

Respiré hondo, me coloqué las gafas, y me recliné en la silla.

-Ajá. Has metido la pata con ella, de una forma u otra, ¿Es cierto?

La miré bebiendo café, era muy intuitiva, me estaba haciendo sentirme incómodo.

-Eso me temo, querida Rosie.

-¡Vamos Alastor! ¿Qué le has hecho?-Se podía notar cierto enfado en el tono de su voz-¿Qué le has hecho?

-Perdí la compostura, Rosie, creo que la asusté, lloraba aterrada.-

-¡Alastor, eso no es propio de ti, eres un caballero, te portaste como un idiota! ¿La lastimaste?

-No, encanto, jamás dañaría a mi alumna, lo sabes muy bien. Sólo que mi reacción la aterró, creyó que la golpearía.

-¡Es lógico, Alastor! ¡Ha vivido así toda su vida, y tú has resucitado esos miedos, ahora va a temerte, no a respetarte!

Abrí los ojos, Rosie tenía razón, una cosa es el miedo, otra es el respeto, y yo quería ser respetado por Eve, no temido. No soy mi padre. Soy distinto, y debía de demostrarlo.

-Alastor, ¿Te enojaste porque fue a ver a vox? ¿O porque temiste que le hiciera algo?

Me quedé pensativo, mientras terminaba de beber el café. Dejé la taza sobre la mesa.

El Maestro.Where stories live. Discover now