Sincera Agonía

225 22 18
                                    


Miré a Harold en shock. Me senté sobre la colcha.

- ¿Estás de coña, ¿no?

-Ojalá fuera así...- respondió afligido.

-Joder. Este Alastor es un hijo de puta. En cuanto lo agarre no lo va a reconocer ni su madre- Me tumbé.

- ¿Estás bien? Se te ve muy calmada para decirte que no vas a poder ser madre nunca.

-Estoy jodida, no porque no pueda tener hijos, sino porque ese hijo de puta lo sabía y me lo ha ocultado.

- ¿Qué harás? -

Respiré hondo, y me recosté, poniendo mis brazos tras mi cabeza.

-Primero, me relajaré contigo, pero después, colgaré a ese ciervo hijo de puta de las pelotas y colgaré su cornamenta en el salón del trono.

Harold se moría de risa, mientras me abrazaba. Puse mi cabeza sobre el pecho de él, disfrutando de su esencia, y relajándome con su respiración.

-Evelyn...

-Dime serpiente.

-Quiero...que no ocultes lo que sientes, noto que estás llorando, por dentro, pero no quieres hacerlo por fuera.

-Cielo, no puedes, ocultarme lo que sientes, ¿Entiendes? Llorar frente a mí no te hará débil, Evelyn. Todo lo contrario. No conozco a nadie más fuerte que tú.

Me abracé más aún a él, que cerró el abrazo, acariciando mi cabello.

-Gracias Harold. Eres un hombre, con letras mayúsculas.

-Sólo soy sincero con una gran mujer. Y ahora, no llores, ¿Eh? Me da igual lo de los niños. Nunca pensé en ser padre, para serte sinceros- Me tomó del mentón, secándome las lágrimas.

-Además, ya agarraremos a ese idiota. Soy el niño bonito del infierno- Dijo sonriendo, y me pegó la sonrisa.

-Así me gusta. Estás más guapa cuando sonríes, mi niña.

Ese "Mi niña" hizo que se me subiera el color a las mejillas.

- ¿Ves? Eres dura por fuera, pero dulce por dentro. Como una caja de sorpresas.

Me besó suavemente. Puso una de sus manos sobre mi espalda, acariciándome. Ese es mi punto clave, y no quería otra sesión de sexo más.

-Harold, ¿Puedo meterme en el agua o van a salir peces infernales a morderme el culo?

Se reía con ganas.

-No, cariño, no hay nada, sólo pececillos del mundo de los vivos. No te harán nada, hermosura.

-Estupendo, voy a darme un baño.

- ¿Pero así, desnuda? - Me miró incrédulo.

- ¿Qué? ¿ahora tienes recatos? - Dije mientras me dirigía al estanque, donde las cristalinas aguas invitaban a darme un gran baño.

-Cariño, espérame, que ahora voy- Se destapó, y se metió poco a poco en el agua conmigo.

Me sumergí, refrescándome, y quitándome el estrés que llevaba encima. Me eché el pelo hacia atrás, y cuando me di cuenta, tenía a Harold abrazándome.

-Te atrapé...-Me besó en la coronilla, mientras cerraba el abrazo.

-Harold...Harold...-Me devoraba el cuello con fiereza, mordiendo.

El Maestro.Onde as histórias ganham vida. Descobre agora