Estaba exhausta. Cansada, en shock. Sin saber qué hacer, decir, o pensar.
Lucifer me llamó, para que lo acompañase, a su despacho. Abrió la puerta, y me invitó a pasar.
-Toma asiento, pequeña Nefilim.
Me senté, harta de todo, resoplando, entre el cansancio, el hartazgo, la pena, una mezcla de todo ello.
-Bueno, Evelyn, te estarás preguntando, porqué te hago venir ahora, en lugar de dejar que te diviertas en la fiesta- Abrió la botella de cristal de bohemia que tenía sobre la mesa, y me sirvió.
-No me estaba divirtiendo, majestad- Tomé el vaso que me ofrecía.
- ¿No estabas haciendo amistades con tus suegros? - Bebió licor.
-Era una conversación, amena, pero no tengo ganas de hablar con nadie- Me llevé la mano a la frente. Desesperada.
-Evelyn, es comprensible, que estés harta de todo, pasan cosas muy importantes, de gran trascendencia, y muy deprisa, hasta yo estoy muy abrumado, hacía siglos que en palacio no se veía tanto movimiento, querida Evelyn.
- ¿Y eso es bueno o malo? - Respondí reposando mi espalda.
-Depende de cómo lo mires, Evelyn. Todo depende del cristal con el que mires.
- Luxfer, ¿Por qué me has traído aquí? - Pregunté, sin rodeos.
El rey me miró.
- ¿Sabes quién fue la última persona, que me llamó por ese nombre?
Negué con la cabeza.
- Mi hermano, Amenadiel. Era un portento. No era como los demás, era mi hermano mayor, sabes. Siempre bromeaba conmigo, él cayó, tras de mí, por defenderme, y bajó a la tierra.
Lucifer me miró.
- ¿Quieres ver cómo era? Creo, que sería justo mostrarte a tu antecesor. Dicen de mí, que soy duro, pero justo. Y justo sería mostrarte todo, Evy.
Me rasqué la cabeza, fruto del nerviosismo.
-Está bien, muéstrame.
Lucifer conectó telepáticamente conmigo. Y ahí lo vi: Era un joven, de la edad de Lucifer, piel pálida, ojos verdes, pelo largo, castaño, nariz redondeada, sonrisa hermosa.
- ¡Luxfer! ¡Cuánto tiempo! - Se acercó a Lucifer, abrazándolo.
- ¿Qué haces aquí, Amenadiel? Creía que estabas en la tierra, con tu prole.
- Oh, bueno, claro que tengo prole, ¿Pero no puedo visitar a mi querido hermano? – Respondió sonriente Amenadiel.
- Ya veo...- El problema es que siempre que bajas armas líos- Lucifer desconfiaba.
- ¡Vamos, vamos, no te pongas así! - Reía Amenadiel- Por cierto... ¿Dónde está esa belleza de mujercita tuya? - Preguntó, en tono jocoso.
- ¿Lilith? Pues debe estar algo atareada con las cosas de palacio...Oh, por allí viene...- Lucifer parecía desconfiado.
- ¡Lilith, querida! ¡Te ves radiante como siempre, qué belleza la tuya! ¡Sin duda hice bien en caer, el cielo no tiene bellezas como tú!
- Amenadiel, querido, cuánto tiempo, tan adulador como siempre-
Amenadiel besó la mano de Lilith, y se acercó con mirada cómplice.
- Lilith, deberás decirme cómo te las apañas con lo bajito que es Luxfer.
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El Maestro.
FanfictionEve, una chica víctima de malos tratos por parte de su familia, huye, y en busca de ayuda, acude a Alastor, una entidad oscura conocida como "El demonio radio", quien acepta ser su maestro. ¿Cómo acabará esto? ¿Aceptará Alastor a Eve como discípulo?