XXI

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XXI. Súplicas.



Otro día había pasado y mis heridas dolían menos. Por primera vez reparo en mis ropas y lo rasgadas que están, sin embargo no le doy mucha importancia pues no hay nada que pueda hacer al respecto.

Salgo a la cubierta justo como Harry me había indicado, lo sigo y ambos entramos por la puerta que daba al camarote del capitán, aunque en realidad parece más como una pequeña sala. Sin decir una palabra Harry sale del camarote dejándome sola con el capitán, en medio del silencio observo que hay una mesa donde un mapa se extiende, el hijo de Neptuno está parado, ligeramente inclinado con las palmas de sus manos sobre parte del mapa. En la mesa también se encuentra una brújula, un candil apagado, una botella de ron y por último el colgante que aparentemente le había arrojado.

—Ni siquiera yo, que soy el capitán, me permito dormir tanto cuando resulto herido, ¿qué clase de pirata eres? —Sus ojos dejaron de mirar el mapa para mirarme a mi. —Sin embargo, admito que has mostrado ser digna de tu medallón, superaste mis expectativas, de momento. —Al finalizar, el hijo de Neptuno tomó el colgante y me lo arrojó, por suerte alcancé a atraparlo. —Ese colgante te pertenece a ti, no a mi, te aconsejo que lo conserves y lo lleves siempre contigo, puede que un día te salve... o te mate.

Miré al colgante con horror. —¡¿Está maldito?! —Pregunté poniendo atención a los detalles. Parecía una delgada cadena enredada con un material semejante al cuero, pero no estaba segura de que lo fuera. Tenía un dije de tamaño mediano en forma de cuadrado, y en el centro de este habían dos piedras; una de color como del mar, y la otra semejante al color del fuego, sin embargo, había un hueco en el cuadrado, como si hiciera falta otra piedra.

—No está maldito, pero si alguien que conozca la historia detrás de ese colgante llega a mirártelo, lo más probable es que te mate para quedárselo. Digamos que es como un amuleto protector...

—Pues no sirve de mucho, es decir, maté a la persona que lo usaba. Si este colgante está destinado a proteger, no está haciendo un buen trabajo. —Comenté y para mi sorpresa el hijo de Neptuno se rió.

—Reconozco que enfrentar a la bestia debió ser un verdadero reto, ¿pero realmente crees que es todo tuyo el mérito? Hay secretos que tú no conoces, Anea, por lo que necesitas pequeños empujones para alcanzar un propósito. ¿Por qué crees que ordené dejarte sola? —Estaba confundida, demasiado.

—¿Cuales secretos? ¿No se supone que todo fue para mostrar que era digna del medallón? —Argumenté con el objetivo de aclarar mis dudas.

—En parte si, tenías que demostrarlo. Lo único que te diré es que el mar guarda secretos, y si quieres descubrirlos tendrás que viajar al abismo. —Dijo y sus ojos regresaron al mapa. —Hazle caso a tu capitán y mantén ese colgante contigo, ahora retírate.

Y si bien lo ordenó, no lo hice, en su lugar hablé; —Capitán... —Llamé y el hijo de Neptuno levantó su mirada una vez más para verme. —¿Podría contarme la historia detrás del colgante? —Pedí y el capitán volvió a mirar el mapa.

—Cuando realmente necesites saberlo, entonces lo sabrás, mientras tanto sólo haz lo que te digo. —Esta vez si iba a marcharme, pero ahora fue él quien me impidió hacerlo. —Espera... —Dijo y vi cómo fue hacia la puerta que supongo daba hacía la parte dónde dormía.

No tardó mucho tiempo, y cuando salió lo hizo con una espada la cual me arrojó. La atrapé con algo de dificultad, pero lo hice. —Vas a necesitarla más de lo que esperas, así que tenla siempre a tu lado, pero tampoco dependas mucho de ella.

Asentí en agradecimiento acomodando la espada en mi cinturón, y sin más salí a la cubierta.

Cerca de la proa visualicé a Tom hablando con Taipan, por inercia miré hacia el timón solo para ver a Harry detrás de este. Dudé unos instantes, pero terminé decidiéndome por subir los escalones hasta llegar al área del timón. Harry me miró serio y después regresó su mirada hacia el mar frente a él.

—¿Ahora a dónde vamos? —Cuestioné parándome junto a él.

—Hemos retomado nuestro anterior destino, vamos a la Laguna Negra. —Replicó y sólo entonces recordé el artefacto el cual fue de importancia para el capitán.

—¿Y si encontraron el objeto que buscaban en la isla? —Pregunté y Harry asintió.

—La cárcel portátil está en el barco, por eso vamos con seguridad a la nueva isla. —Contestó aún sin mirarme.

¿Cárcel portátil? No quise preguntar más, pues había una pregunta que me era más relevante. —¿Cuántas personas murieron en la isla? —Las palabras abandonaron mi boca en un susurro.

Harry finalmente me miró. —Tres piratas, pero descuida, ya te acostumbrarás a las muertes y a las caras nuevas que vendrán. —Habló en una manera tan casual, como si no fuera algo de importancia.

—¿No te duele perder a personas con las que has convivido durante largo tiempo? —Inquirí y Harry pasó la lengua por su labio inferior.

—No. Que conviva y los vea en el barco no los hace especiales para mi, por mi que se mueran todos los que se tengan que morir mientras yo siga vivo, si me dejara llevar por sentimentalismo entonces la culpa no me dejaría estar donde estoy. Como pirata debes aprender a ver por ti misma, y si tienes que seguir a alguien, que sea a tu capitán. —Sus ojos esmeralda me miraban severos, y sin siquiera meditarlo volví a hablar.

—Si yo hubiera muerto en la isla, ¿no te hubiera importado o dolido aunque sea un poco?

Harry continuó mirándome directo a los ojos. —Si hubieras muerto no estaríamos teniendo esta conversación, así que no tiene sentido que responda tu pregunta. ¿Qué mas da si me hubiese dolido o no? De todas maneras tú nunca lo habrías sabido.

Me quedé en silencio pues no sentí la necesidad de agregar algo a lo que él había dicho, si bien no obtuve una respuesta concreta, me hizo sentir mejor no escuchar un rotundo y crudo "no".

Luego de unos momentos, Harry se aclaró la garganta y yo volví a mirarlo. —Puedes seguir quedándote en mi camarote, al menos hasta que tus heridas sanen.

—Gracias, Harry, lo digo en serio, ahora tengo una deuda contigo. —Sentencié y él negó.

—Apenas iniciaste tu vida como pirata, es muy pronto para que ya tengas deudas con alguien. No me debes nada, en si, no deberías deberle nada a nadie, porque después esa deuda te va a pesar y consumir, sólo mira a Canario, tiene que cargar contigo.

Ante la mención de Tom miré a donde él aún conversaba con Taipan. —¿Soy una carga para él? —Si, yo sabía que era algo lenta para aprender, ¿pero tanto así como para quejarse con otros?

—Hizo un juramento, él probablemente es la única persona que va a cuidarte siempre, o mínimo hasta que su deuda sea saldada.

Y me pregunté cuál había sido el juramento de Tom, y no solo el de él, también el de Harry y el resto de la tripulación, así mismo medité en cuál sería mi juramento y si algún día me atrevería a decirlo.

"No digas el juramento."

Recordé aquel murmullo, y algo en mi me dijo que tenía que hacerle caso, pero, ¿por qué negarme a hacer el juramento de Neptuno cuando este parecía escuchar mis súplicas?


Hola, hola. Ay que emoción con todo lo que está pasando, y ustedes, ¿ya están listos para hacer su propio juramento? A ver, comenten cuál sería el suyo. Gracias por todo. Los amo. ⚡️

O A T H  1 & 2Where stories live. Discover now