XLIV

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XLIV. La Laguna Negra.



Once días después, luego de una larga travesía en el mar, finalmente llegamos al que había sido nuestro destino desde el inicio.

La Laguna Negra.

El barco se acercó a una isla que aparentemente no tenía nada de extraño, no a simple vista. Pues de lejos, se podía apreciar sus bonitas playas y la extensa vegetación de la isla. Lo único que si encontraba un tanto extraño era que de alguna manera todo parecía más brillante, como si a esa isla el sol le obsequiara una iluminación especial y única, era como si aquella isla no conociera la oscuridad.

—La isla donde la noche no existe. —Tom dijo a mi lado, mirando lo mismo que yo. —Cuando veas la Laguna entenderás porqué la leyenda dice que esta isla se tragó a la noche. —Sentenció y finalmente noté como el aire que normalmente acariciaba mis mejillas, dejó de sentirse.

—Taipan, tú te quedas a cargo del barco, no sé cuánto tiempo estaremos aquí, pero siempre está alerta para navegar. —El capitán dijo luego de salir de su camarote. —Necesito a 10 hombres Ice, incluyéndote a ti y a Tom. También traigan a Anea y a la bruja. —Ordenó.

No me sorprendió que quisiera que yo los acompañara, pues supongo que era necesario para el plan. Luego de unos momentos todos nos acomodamos en un bote y remamos hasta llegar a tan popular isla.

Cuando mis botas hicieron contacto con la arena, el capitán ordenó que lo siguiéramos y que no nos apartáramos del camino.

—La oscuridad los tragará si se descuidan. —Fue la amenaza que todos escuchamos.

Formando una hilera, el capitán iba a la cabeza con Ice detrás de él, después iban los otros piratas, delante de mí iba Carissa y detrás de mí iba Tom.

Avanzamos en silencio, me mantuve alerta en todo momento porque no sabía si en cualquier momento saldría alguna serpiente gigante, o una bestia, o simplemente un humano queriendo matarme. Tampoco iba a sorprenderme si todo lo anterior aparecía junto.

Continuamos caminando por un largo rato, aunque no sabría decir si en realidad el tiempo transcurría aquí, pues desde que llegamos, el sol se ha mantenido exactamente en el mismo punto, no ha avanzado nada.

Un poco más adelante, el capitán se detuvo, y me percaté de que habíamos llegado al borde de un precipicio. Para llegar al otro lado, había un puente de tablas que lucía en un estado bastante malo, y como si eso no fuera suficiente no tenía para dónde sostenerse.

—Pasaremos uno a la vez. —Habló el capitán por lo alto, después, él atravesó el puente primero.

Luego fue el turno de Harry, quien volteó a mirarme y cuando nuestros ojos se encontraron dio un asentimiento, curioso que con eso entendiera que estaba bien.

Siguieron pasando los hombres hasta que llegó el turno de Cass quien antes de cruzar dijo; —I guess I'm dying today. —Y con esas palabras alentadoras cruzó.

Al llegar mi turno me acerqué al borde del precipicio, miré hacia abajo y noté la gran distancia que me separaba del suelo. Si me caigo, sin duda alguna, moriré. Teniendo eso en mente, atravesé casi corriendo el puente, lo único que quería era llegar al otro lado.

—Por un momento creí que caerías. —Harry dijo cuando llegué al otro lado.

—No soy tan inútil. —Repliqué y él tan sólo se rió.

Tom no tardó en llegar, y cuando ya todos estuvimos del otro lado, el capitán siguió avanzando.

—Ya estamos cerca de la casa de Nerea, y de la actual laguna negra. —Comentó Tom a mis espaldas, y el interés por ver aquel lugar causó nerviosismo en mi.

O A T H  1 & 2Where stories live. Discover now