XXIX. Espadas y Truenos.
Finalmente me acerqué a las gemelas, Carissa y Nerissa seguían donde mismo.
No sabía cuánto tiempo estarían ellas en el barco, pero el que fuese, quería aprovecharlo y aprender aquel idioma que todos parecían hablar menos yo.
—¿Qué tan difícil sería aprender a hablar su idioma? —Interrogué dirigiéndome principalmente a Nerissa, porque ella era quien hablaba portugués.
—Eso depende de cuanta atención pongas. —Respondió y se cruzó de brazos. —Por favor dime qué quieres que te enseñe Inglés, porque apenas y llevamos medio día en el barco y ya me aburrí. Necesito tener alguna actividad.
Me reí ante su queja. —Que no te escuche Canario, porque sería capaz de ponerte a pelar papas. —Mencioné y ella me miró con confusión, no esperaba que entendiera. —Pero si, quiero aprender el idioma, sería bastante útil.
—¡Excelente! —Exclamó entre emocionada y aliviada. —Ven, vamos al camarote. —Continuó y me tomó del brazo para jalarme con ella.
—Hey! Where are you going? —Escuché a la otra gemela decir.
—I'm going to teach her proper English! —Respondió Nerissa quien me jalaba.
Pronto la otra gemela se nos unió y nos adentramos al camarote de Harry, me lo imaginé molesto, sabiendo que no podría usar su camarote en los próximos dos días. Sentí el deseo de ir a verlo, no lo había visto en todo lo que iba del día.
—¿Me esperan un momento? Necesito ir a hablar con Harry.
—No! —Se adelantó a exclamar Carissa. —I don't like Harry at all.
Me giré para mirar a Nerissa esperando así la traducción. —Es por eso que necesitas aprender el idioma, no siempre habrá alguien que te explique lo que la otra persona dijo. Mejor ya quédate quieta y pon atención, que voy a empezar con lo más mínimo para que aprendas.
Asentí, quedándome de momento con el deseo de ver a Harry.
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Cuando las gemelas se quedaron dormidas supe que era buen momento para salir y buscar a Canario, pues él había prometido que me enseñaría a trabajar con la espada y el cuchillo.
Salgo a cubierta y el aire azota mi piel de una manera fría, miro hacia el cielo y noto que este carecía de estrellas debido a que gruesas nubes tapaban en su mayoría el cielo, ¡incluso la luna estaba oculta detrás de estas! Algunas antorchas estaban encendidas en el barco para que así hubiese algo de iluminación, aunque me tenía que esas antorchas no tardarían encendidas, pues parecía que en cualquier momento se desataría una tormenta. Gracias a Neptuno que está si parecía una tormenta y nubes normales.
Y ante el presagio que las nubes oscuras daban, pronto sentí pequeñas gotas mojar mi rostro.
—¡Anea! —La voz de Harry se escuchó detrás de mi por lo que me volteé a mirarlo. —La tormenta está por iniciar, ve a mi camarote y quédate ahí.
Negué. —No puedo correr y esconderme ante una tormenta, ¿qué clase de pirata sería? —Respondí, por un momento creí que Harry pelearía para que le hiciera caso, pero en su lugar sonrió.
—Estás aprendiendo, sólo ten cuidado, no me apetece arrojarme al mar para salvarte. —Dijo y para mi grata sorpresa se acercó a besar mis labios, beso que correspondí contenta, aunque este beso era ligeramente diferente, es decir, casi todos los que nos dábamos desbordaban pasión para después proseguir y terminar juntos.
