CAPÍTULO 9. BARRERAS.

497 27 17
                                    

Los de Tacoma tenían problemas. Happy y los suyos iban a mover unos hilos cerca de Charming y buscaban el apoyo de esta filial. Obviamente los recibieron con los brazos abiertos. Chibs, Bobby y Tig salieron del club nada más escuchar las motos, pero acordaron que lo tratarían al día siguiente cuando estuvieran todos presentes. Pese a lo que pude imaginar en un principio, Tig abrazó a Happy para darle la bienvenida pese a lo ocurrido entre nosotros.

A la mañana siguiente, Juice se levantó aturdido y con notorios moretones en el rostro. No comentó nada al respecto y, cuando vio a Happy sentado en la barra, lo saludó amigablemente después de varios segundos de indecisión. Me aliviaba que esos dos siguieran teniendo un mínimo de razón, pero conforme pasaba el día noté que evitaban hablar demasiado con Happy.

- ¿Qué querías? – cuestionó Juice entrando en el despacho de Gemma. Parecía nervioso y dudé de cuánto recordaría del día anterior.

- Siéntate, por favor. – le pedí. Segundos más tarde la puerta volvió a abrirse.

- ¿Querías hablar conmigo, Jane? – esta vez era Tig. Juice se puso en pie al momento. – ¿Qué demonios hace él aquí?

- No seáis críos. Sentaos los dos. Vamos a hablar. – les dije con la suficiente firmeza para que entendiesen que no era una petición, sino una orden. – Me da igual que ahora mismo no queráis veros. Hacedlo por mí.

Ambos suspiraron exasperados y terminaron por sentarse con algo de incomodidad. Yo los observaba apoyada en la mesa con los brazos cruzados. Tig solo llevaba un moretón en el pómulo por el cabezazo, pero el rostro de Juice era un cuadro. En esa pelea había habido un claro ganador.

- He hablado con Clay al punto de la mañana. Si no podéis comportaros como adultos razonables, me mandará a otra filial para que me protejan.

- Clay no puede obligarte a que te marches. – rechistó Juice.

- Juice tiene razón. Ya lo hablamos. – le siguió Tig.

- No va a obligarme. Yo le he pedido que lo haga.

- ¿Qué? – cuestionaron los dos al unísono. Ambos con el mismo desconcierto presente en el rostro.

- Sois hermanos. Todo iba bien hasta que me metí por medio y no quiero estropear vuestra relación. – anuncié. – Entre nosotros se acabó cualquier cosa que vaya mas allá de la amistad. Y sí, chicos, eso excluye el sexo entre amigos. Así que si queréis que me quede pese a esto, depende de vosotros.

- ¿Y qué quieres que hagamos? ¿Que salgamos ahí fuera y nos abracemos? – masculló Tig con burla.

- Me da igual lo que hagáis, solo quiero que lo arregléis. Si no es hoy, mañana o pasado, pero no voy a presenciar ninguna escenita más como la de ayer. – concluí. – ¿Entendido?

- Sí, claro, como sea. – farfulló Juice. No le hacía gracia, pero creo que le molestaba más la posibilidad de que me fuera.

- Haré lo que pueda.

- Tig... – le reprendí.

- Está bien. Sí. Haremos las malditas paces. – gruñó.

- Bien. Mucho mejor. – asentí con alivio. – Y por favor, que vuestros humos gallitos no vayan ahora contra Happy. A él también lo quiero fuera de todo esto.


La primera semana fue un tanto extraña. Había sido tan cercana que ahora me era extraño guardar la distancia entre nosotros, pero casi lo agradecía. El ambiente estaba tranquilo, no había más peleas y Clay no se arrepentía tanto de haberme aceptado. Desde luego tenía que agradecer la labor que Chibs estaba haciendo al mantenerse a mi lado y al mismo tiempo tratar de que se extendiera una conversación cordial cuando Juice, Tig o ambos estaban cerca.

IN LOVE & HOPELESS | SONS OF ANARCHYWhere stories live. Discover now