CAPÍTULO 23. UNA LOCURA TAN GRANDE.

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En el momento en el que paré mi coche y distinguí a Happy junto con una mujer en un callejón oscuro, supe que habría sido mejor continuar y pasar de largo, pero no lo hice. Decidí observarles un rato, mientras que Happy envestía a esa chica contra el capó del coche. Esperaba que no les quedase mucho para terminar porque tampoco quería quedarme aquí demasiado tiempo.

Bajé de mi coche y encendí un cigarrillo mientras me apoyaba en mi propio capó. Como buen soldado que era, Happy escuchó el ruido y enseguida ladeó la cabeza para comprobar que el peligro no le acechaba. Nuestras vistas se cruzaron entonces durante unos pocos segundos, pero no tardó en regresar a lo suyo. Fueron unas pocas estocadas más las que le dio hasta que terminó. Luego se apartó de la mujer, se subió el pantalón y la mujer no tardó en incorporarse para colocarse el vestido. No intercambiaron ni una sola palabra antes de que la mujer echara a andar. Ella también me vio, así que le dediqué una pequeña sonrisa irónica y se alejó hasta doblar la esquina. Cuando Happy se acercó hacia mí, todavía se estaba abrochando el cinturón.

- Acostarse con una prostituta en la calle más oscura y sucia de Charming. Qué nivel. – me burlé. Happy se detuvo a un par de metros de distancia y me observó con cara de pocos amigos. Sin duda el polvo debía haber sido demasiado malo como para que ya tuviera esa cara de amargado.

- ¿Me seguías?

- Me iba a casa, pero me he detenido al verte. – le expliqué. – De todas formas, tampoco tenía sueño.

- ¿Dónde te quedas?

- En casa de Juice.

- ¿Cómo has conseguido las llaves?

- Él mismo me ha dicho quién podía dármelas. – respondí. – He ido a verle a Stockton.

La mueca de odio y repulsión de Happy se hizo todavía más notable. En un intento por que me diera un respiro, le tendí mi paquete de cigarrillos para que cogiera uno y ya la primera calada pareció tranquilizarlo levemente.

- ¿Qué es lo que quieres? 

- Hablar contigo. 

- ¿De qué? – inquirió, mas tardé varios segundos en darle una contestación.

- ¿Me matarías?

- Si el club me lo ordenase, sí. – acotó.

- Vaya, ni si quiera lo dudas. – mascullé con ironía. – Y con el club imagino que te refieres a Jax. No me gusta demasiado que idolatréis tanto a vuestro nuevo rey, lo reconozco.

Happy no respondió ante mi provocación, aunque tampoco esperaba que lo hiciera. En medio de ese silencio recordé la vez que el club nos dejó solos, con él como mi protector, y lo mucho que me costaba sacarle una conversación. Ahora que ya no estábamos en el mismo equipo, estaba claro que todavía me iba a costar más sacarle las palabras.

- ¿Has besado a esa puta?

- No. – contestó.

- Bien.

Avancé los dos pasos que nos separaban y me puse de puntillas para besarle en los labios por unos instantes. A pesar de que se notaba que era una gesto cariñoso, su expresión hacia mí no cambio.

- Yo también espero que Jax no te mande a matarme. – continué. – Porque entonces tendría que defenderme y sabes que no quiero hacerte daño.

Me monté en el coche dando por terminada la conversación y Happy no hizo ni un solo esfuerzo por detenerme. Conduje hasta el apartamento de Juice y en cuanto entré los recuerdos me asolaron. Las dos únicas veces que había estado aquí fueron cuando me pidió ser su chica antes de que huyera y cuando me llamó cuando el asunto de Clay le superaba. Las dos habíamos acabado acostándonos y durmiendo juntos, pero ahora estaba sola y él jugándose el pellejo en la cárcel. Me tomé la libertad de coger una de sus camisetas del armario y me acosté en el que habría sido mi lado de la cama si hubiese decidido quedarme. Ahora ya no había vuelta atrás.

IN LOVE & HOPELESS | SONS OF ANARCHYWhere stories live. Discover now