CAPÍTULO 14. DESPEDIDA.

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Happy condujo durante un par de horas. Tenía un buen amigo en Oregón al que le había dejado mi coche cuando decidí quedarme en Charming y ya le había llamado para anunciarle que era hora de recuperarlo. A Happy le pillaba en dirección hacia Tacoma, así que no tenía problema en llevarme como acompañante. Nos detuvimos en la frontera para que no tuviera que desviarse y que no perdiera tiempo. Para ese entonces, ya estaba el coche negro que mi amigo me había anunciado que llevaría.

- ¿Es ese? – cuestionó Happy señalándolo despectivamente con la cabeza. Me bajé de la moto, me quité él casco y él también se puso en pie.

- Sí.

- ¿Estarás bien?

- Es de confianza, Happy, puedes estar tranquilo. – le aseguré, mas no parecía creerme demasiado. – Puede que los chicos te llamen. No creo que te relacionen con que me haya ido, pero puedes contarles lo que quieras.

No era ningún delito que le hubiera pedido que me acercara hasta Oregón; no había traicionado a nadie por eso. Me habría ido de todas formas aunque él se hubiera negado.

- Todavía estás a tiempo de volver.

- Sabes que no voy a hacerlo. – mascullé. – Mi tiempo con el club ha terminado.

- No lo entiendo. – se quejó. – Juice nos dijo que te había pedido que fueras su chica. Parecía ilusionado.

- Lo sé, pero a veces no podemos quedarnos donde queremos. Tú deberías entenderme. Sé que adoras Charming y que los chicos dicen que tienen un hueco para ti, pero aun así te vas.

- Tengo trabajo en Tacoma.

- Yo también tengo trabajo que hacer.

Sé que no iba a hacer más preguntas. Ya las había hecho cuando le expliqué mi plan de fuga y lo único que sacó en claro fue que tenía primero varios asuntos que resolver. Happy volvió a dirigir una mirada al coche de mi amigo y frunció el ceño. Creo que esperaba ver algo que me hiciera desistir, pero no había nada y mi decisión ya estaba tomada.

- Si alguna vez necesitas ayuda, llámame.

- Lo haré. – le prometí.

- Y si tus asuntos te pillan cerca de Tacoma y quieres hacerme una visita, sabes donde encontrarme. – añadió.

Sonreí extensamente y me puse de puntillas para abrazarle, esta vez definitivamente. Él me devolvió el abrazo y me estrujó unos segundos mientras hundía su rostro en mi cuello. Se había tenido que agachar para hacer eso, pero no le importaba. Puede que esta fuera la última vez que nos viésemos y ambos éramos conscientes de ello.

Fui yo quien dio el primer paso para romper el abrazo porque sino me quedaría en él eternamente; en la seguridad que me daba tanto Happy como el resto de los Hijos. Acuné su rostro entre mis manos y me puse de puntillas para besarle la mejilla.

- Cuídate mucho, Happy.

Me alejé para montarme en el asiento del copiloto y saludé al chico que me esperaba dentro. Tampoco es que fuésemos amigos, pero me debía unos cuantos favores y sabía que podía fiarme de él.

- Te mueves con una gente un tanto extraña. – comentó. Happy, aún subido en la moto, nos observaba negándose a arrancar.

- No es para tanto. – bufé restándole importancia. – Solo tienes que conocerlos.

El coche se puso en marcha y, por el retrovisor, fue la última vez que vi el chaleco de los Hijos de la Anarquía. El plan a partir de ahora era sencillo: pasaría la noche en casa de mi amigo y cuando amaneciera me devolvería mi coche para que emprendiera mi camino. En Charming sería diferente; Chibs se extrañaría al no encontrarme en mi habitación pero entendería todo cuando viese la nota que le había dejado sobre la mesilla. Se apresuraría para llegar al club y pondría al corriente a los chicos conforme fueran llegando al taller. Dudo que intentaran buscarme porque, al fin y al cabo, ni era su prisionera ni había firmado nada que me obligara a permanecer allí. En el caso de que lo hicieran, ya habría puesto muchas horas de distancia entre nosotros; por no decir que no sabrían dónde buscarme porque ni a Happy ni a mi amigo les había contado cuál era ahora mi destino.

IN LOVE & HOPELESS | SONS OF ANARCHYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora