CAPÍTULO 13. SINCERARSE.

447 27 14
                                    

Todavía me dolía el brazo si hacía movimientos bruscos, pero ya no llevaba el cabestrillo y podía utilizar ambas manos con cautela. No podía hacer tareas que requiriesen levantar peso pero ya me valía muy bien por mí sola. Desde el ataque establecieron que no era seguro que me quedara en el club y, en lugar de dejar una escolta, lo que se decidió fue que sería más seguro que durmiera en casa de alguno de los Hijos. Obviamente Tig y Juice se habían ofrecido, pero terminé aceptando la oferta de Chibs. También dijo que tenía hueco para Happy, así que las noches entre los tres no eran lo mismo que en el club, pero sin duda eran entretenidas.

- Tengo que hacer unas cosas antes de volver a casa. – me anunció Chibs. – Happy está retocando unas cosas de su moto así que tardará un par de horas. Ves con él, ¿vale?

Los chicos se quedaban un rato más después de cerrar el taller, pero había noches en las que se iban directamente a sus casas para no entretenerse y que no les tentara quedarse en el club a pasar la noche.

- No creo que pase la noche en tu casa, Chibs.

- ¿Ah, no? ¿Dónde piensas ir? – cuestionó con curiosidad.

- Tengo que hablar con un Hijo.

- ¿Con qué Hijo? – insistió, mas negué con la cabeza con pesadez.

- No importa. Te lo diré mañana cuando sepa cómo ha ido la cosa.

Chibs asintió y optó por no hacer preguntas. Agradecía que no fueran demasiado chismosos; o al menos no siempre.

- ¿Y qué piensas hacer el resto de la noche después de hablar?

- Supongo que dormiré en su sofá. – mascullé con indiferencia. Eso ni si quiera lo había pensado. – La conversación se alargará y dudo que después vaya a echarme a patadas.

- Ya sabes que mi móvil está siempre encendido. Si me necesitas, me llamas.

- Eres un cielo, Chibs. – suspiré antes de darle un beso en la mejilla. – Estaré bien. Lo prometo.

Pasé un rato en el interior hablando con Bobby y Medio Huevo, los únicos que quedaban, y luego fui al taller y permanecí en silencio mirando cómo Happy se encargaba de su moto con el mismo cariño con el que tratarías al amor de tu vida. Cuando terminó, sonreía con la ilusión de un niño pequeño. No me replicó cuando le dije a dónde quería que me llevara y me aseguró que no tenía problema en regresar luego él solo a casa de Chibs. El caso es que una vez en la esquina de la manzana, cuando detuvo la moto, no pudo contenerse:

- ¿Por qué con Juice y no con Tig?

- Porque lo que tengo que decir es esencial que lo oiga Juice. – acorté. Tampoco era necesario dar más detalles. – Lo de Tig está en un segundo plano.

Avancé los escasos metros que me separaban de la puerta de la casa de Juice y llamé con los nudillos. En cuanto me abrió, escuché la moto de Happy alejarse.

- Jane. – masculló Juice sorprendido al verme ahí sola y a esas horas. – ¿Estás bien?

- Todo bien. – le aseguré. – ¿Puedo pasar? Quería hablar unas cosas contigo.

- Sí, por supuesto. – se hizo a un lado y cerró a mi espalda. Nunca había visto su casa, pero era bastante bonita. Lejos de lo que pudiera esperar, tenía buen gusto e incluso demasiado orden. – ¿Quieres algo de beber?

- Una cerveza estaría bien.

Nos sentamos en los sofás del salón cinco minutos después. Juice parecía tranquilo, pero el constante movimiento de su pierna me daba a entender que se sentía más nervioso de lo que quería mostrar. Y yo que era quien debería empezar a hablar, no tenía ni idea de cómo hacerlo.

IN LOVE & HOPELESS | SONS OF ANARCHYWhere stories live. Discover now