EPÍLOGO

444 16 9
                                    

Estaba en la Capilla esperando a que el resto de los Hijos aparecieran. Me habían dicho que tenían unos asuntos que terminar y que llegarían algo tarde, pero ya me había cansado hasta de hablar con las chicas de afuera y no podía distraerlas más porque tenían escenas que rodar. Tampoco es como si me fuera a quedar a mirarlas desde detrás de las cámaras. Prefería darles algo de... intimidad. Sin embargo, las voces de los chicos felicitando a sus preciosas actrices me confirmó que ya estaban aquí. Chibs, Happy y Tig entraron en la sala y se acercaron a mi para abrazarme.

- ¿Desde cuándo tienes tú permitido convocar las reuniones? – me preguntó Chibs al tomar asiento en su puesto como presidente.

- Chibs tiene razón. Le hemos dado demasiado poder a esta chica. – continuó Tig con falsa desconfianza. Yo no pude evitar reír y negar con la cabeza.

- Si tuviera chaleco, la votaría como mi vicepresidente. – apostilló Happy, ganándose una mirada de odio por parte de Tig.

- No te pases, hermano. – le avisó, mas todo quedó en unas cuantas carcajadas antes de que nos pusiéramos serios.

Me senté enfrente de Chibs, que era la silla que ocupaba siempre que teníamos que hablar de algo serio, y acepté el cigarrillo que me lanzó Happy.

- ¿A qué se debe esta visita? – cuestionó Chibs. – No es nada grave, según has dicho. Y tampoco te toca traernos nuestra parte del dinero. Técnicamente hasta el miércoles que viene no teníamos que verte por aquí.

- Lo sé, lo sé. Y aunque no es nada grave, sí que tengo algo importante que deciros. – comencé. Menos mal que era capaz de esconder los nervios dentro de mí. – Pensé que era mejor hacerlo en persona y quería que estuvierais los tres.

Pronto se cumpliría un año desde que hicimos nuestro trato y formalizamos nuestros negocios, por decirlo de alguna forma. Tanto ellos conmigo como yo con ellos estábamos bastante contentos. Les hacía ganar una cantidad importante de dinero y con la de clientes que habían puesto ellos a mi disposición yo tampoco tenía pegas. Mi red de contactos estaba mejor que nunca. Y en todo este tiempo, después de los cuatro primeros meses que tuve que pasar en Charming hasta que recobraron su confianza en mí, había ganado bastante libertad e independencia. Ya ni si quiera vivía en Charming, al menos no continuamente. Puede que pasara algunas semanas en el pueblo si tenía un intercambio importante, pero aquí ya no estaba mi residencia oficial. Tan solo venía una vez cada semana y media más o menos para traerles el dinero y hablar de nuestros avances.

- Pues venga, dispara. – me incitó Chibs. – Nos tienes en ascuas.

- Voy a casarme.

La cara que pusieron todos y cada uno de ellos fue desternillante, pero quien se llevó el primer puesto fue Happy, a quien se le cayó el cigarrillo en los pantalones y tuvo que dar un brinco antes de que pudiera quemarle.

- ¿Vas a casarte? – repitió Tig, atónito, como si hubiera soltado la mayor locura del mundo.

- Así es. – asentí, encogiéndome de hombros con una sonrisa nerviosa.

Los tres se quedaron mudos para mi desgracia, logrando que todavía me preocupara más. Tenía miedo de cuáles pudieran ser sus reacciones, y aunque aún no habían empezado a gritar ni a soltar improperios, tampoco parecían demasiado entusiasmados.

- E imagino que el afortunado es Juice. – comentó Chibs, por lo que no tardé en asentir. Antes de seguir hablando, tuvo que afinarse la garganta. – Enhorabuena entonces, Jane. Me alegro por vosotros.

- ¿Vas a ponerte un vestido de novia? – me preguntó Happy, logrando desconcertarme.

- Sí, claro, es lo que procede. – contesté, recelosa. – ¿Por qué lo preguntas?

IN LOVE & HOPELESS | SONS OF ANARCHYWhere stories live. Discover now