CAPÍTULO 5

341 13 0
                                    

—”Have I found you? Flightless bird, jealous, weeping, or lost you? American mouth, big bill looming”  —caminaba por los pasillos del cuartel cantando en bajo la canción de Sleeping At Last “Flightless bird” después de un duro día de entrenamiento con el cascarrabias, pero caliente, de Seth Duncan. Hoy estaba de lo más cabreado y lo ha pagado con nosotros, me duelen todos los músculos del cuerpo y tendré agujetas por meses. Me obligué a dejar de pensar en el teniente que nos entrena día a día y seguí tarareando la canción mientras salía de los vestuarios, no sin antes despedirme de Jandiara. En el camino hacia la salida me topé con varios compañeros, a los cuales saludé, y varias personas más veteranas que apenas había visto por los pasillos del centro.

—Cantas bien —oí una voz a mis espaldas que me obligó a dejar de cantar y girarme sonriendo

—Lo dices por compasión —me reí suavemente escondiendo un mechón de mi pelo, el cual ahora llevaba suelto al haber terminado el entrenamiento y haberme duchado.

—Eso es mentira —se acercó Brent a mi— de verdad lo creo.

Se situó a mi lado y me acompañó hasta la salida mientras hablábamos de cosas triviales.

—Estuve pensando en lo de ir a tomar un café… —dejó caer para nada disimulado— y me preguntaba si te parece bien ir mañana —me miró con una media sonrisa tímida que me causaba ternura.

Pero que en nada se comparaba a la de Seth.

Aparté rápidamente ese tonto e inoportuno pensamiento de mi mente obligándome a mí misma a sonreír y asentir lentamente.

—Genial, ¿te parece si vamos temprano? Te invito a desayunar—me afirmó antes de que contestara y argumentó— es sábado y por las tardes tengo que ir a cuidar a mis padres, mi madre está un poco enferma...

—Vaya… espero que se recupere pronto Brent —sonreí comprensiva recordando brevemente a mi padre— y me parece genial. Mándame un mensaje con la hora y el lugar y allí estaré —le dí un suave beso en la mejilla al ver a lo lejos a mis mejores amigos.

Cuando estaba llegando al lado de Nid y Ray oí un silbido provenir de mi lado derecho.

—Así que la princesita tiene una cita con su príncipe azul —soltó socarrón, aunque notaba un ápice de cabreo. ¿Por qué seguirá cabreado?

—No me llames princesa y mucho menos príncipe azul a Brent, solo vamos a tomar un café —y sin saber por qué aclaré— como amigos.

Se sorprendió ante mi declaración pero se recuperó para darme otra respuesta astuta. 

—¿Te tengo demasiado enamorada eh? —sonrió y pasó su lengua por su labio inferior, gesto que había notado que hace mucho.

Sin poder controlarme y sin saber porque razón le solté:

—La verdad es que Brent me mencionó que es una cita y estoy de lo más encantada —sonreí. No sé porque dije esto, no creo que le importe en lo más mínimo. Aunque para mi sorpresa pude apreciar su cara de furia y hasta como le salía casi el humo por las orejas. Sin más que decir se alejó de mí a pasos cabreados.

Aún con una expresión confusa en mi cara me  aproximé hacia los mellizos. 

—¿Y esos dos guapetones con los que acabas de hablar? —me preguntó picarona mi mejor amiga.

—Brent y Seth —habló Ray antes de que pudiera contestar. Su hermana le miró atentamente— ¿qué? Me sé los nombres de casi todos los hombres atractivos que hay en este lugar. No deberías sorprenderte tanto por algo soy tu mellizo, soy igual que tú —se burló sacándole la lengua.

AMOR Y PÓLVORADonde viven las historias. Descúbrelo ahora