CAPÍTULO 20

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—Es hora de bajar —intenté apartar a Seth de mí que estaba evitando que me colocara mi camiseta. Me la quitó alzándola con la mano hacia arriba — ¡Seth!

Con mi lengua entre mis dientes intenté alcanzarla.

—Dámela —exigí pero hizo oídos sordos— por favoooor —alargué la última vocal haciendo un puchero en mi cara.

—Solo si me das un beso —estiró sus labios hacia mí.

—Está bien —dije desafiándolo. Estiré mi mano hacia una camiseta de Seth que estaba ubicada encima de la cama y me vestí con ella.

Frunció el ceño inconforme.

—¿No me vas a dar un beso?

Me encogí de hombros jugando con él y alejándome hacia la puerta.

—¿Vamos?

—Eres mala —me fulminó con la mirada.

Bajamos hacia el comedor bien decorado que tenía la casa. Las dos mujeres estaban sentadas, como siempre a sus asuntos, y Oliver y su tío por otro lado también sentados.

—¿Vamos sirviendo la cena? —preguntó Clennan.

—Chloe todavía no ha llegado, cariño —contestó Bethia.

Nos sentamos en los asientos libres. Clennan presidia la mesa, a sus dos lados estaban su mujer y su sobrino. Al lado de Oliver, yo y siguiendo, Seth. Delante de mí se situaba la madre del último y quedaba un sitio a su lado, para la hija de los propietarios de la casa.

—¿Cómo estás? —me preguntó Oli.

—¡Bien! Estoy un poco cansada, pero estoy contenta. Tus clases sirvieron para mucho —sonreí.

—Cuando quieras —me devolvió la sonrisa— puedes venir cuando quieras, en serio. Me encanta dar clases de Snowboard, estoy intentando conseguir el título.

—Serías un profesor genial. Me encantaría venir el próximo invierno y apuntarme a un cursillo.

—Diría lo mismo, pero no me llama mucho el aprender a disparar o a curar heridas —se rió contagiándome— prefiero dejarlo en manos de los profesionales, como tú.

Oliver me guiñó un ojo. Me reí aunque pude notar la mano de Seth, situada en mi muslo, tensarse.

—¿Vino? —ofreció Clennan.

—Por favor —suplicó Seth. Yo asentí con la cabeza aceptando una copa.

Continuamos hablando sobre nuestras profesiones. Seth seguía con su mano en mi muslo pero se le notaba en su mundo. De vez en cuando le miraba esperando alguna acción por su parte pero ni siquiera me miraba.

El timbre de la puerta de entrada sonó. Clennan se levantó a por la comida mientras su esposa iba a abrir la puerta. Seth apartó su mano de mi muslo extrañándome. Lo dejé pasar y miré hacia la entrada del comedor.

Una chica de mechas californianas con un septum pasó por ella, saludando a su padre que acababa de entrar en la habitación. Seth y su madre se levantaron.

—¡Seth! —una voz chillona salió de esa chica saludando al chico de ojos grises.

Seth se levantó perezoso y fue a saludarla.

La chica se enganchó a su cuello como una lapa. Genial…

—¿Qué tal Chloe? —le preguntó Seth.

—Muy bien cariño, ven siéntate conmigo —lo arrastró hacia en frente de mí donde antes se sentaba la Yardley.

Seth no opuso resistencia. Le estaba malditamente coqueteando y él ni se inmutaba. Cerré mi puño por debajo de la mesa tragándome mis palabras. Estaba jodidamente celosa pero intente poner mi mejor cara.

AMOR Y PÓLVORAWhere stories live. Discover now