CAPÍTULO 23

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—¿Y cuándo volvéis al trabajo? —nos preguntó mi madre.

Tras la riquísima cena de nochevieja, nos sentamos un rato a charlar en la sala de estar. Nos encontrábamos repartidos en los dos sofás de la habitación. Mientras Seth, Ray y yo estábamos en un uno, mi madre, Jandiara y Nidia se encontraban en el otro.

Miré hacia Seth esperando su respuesta ya que verdaderamente no sabía el día fijo en el que volvíamos a entrenar.

—Comenzamos el día siete —bebió Seth de su copa— y no creas que empezaré el entrenamiento tranquilo, nena —se dirigió a mí.

Hice una mueca ya que llevaba sin hacer sin hacer ejercicio desde el comienzo de las vacaciones.

—No te preocupes te puedo poner hoy por la noche en forma… —susurró pícaro en mi oído.

—Cállate —le respondí sonrojada aunque puse mi mano en su muslo y se lo apreté ligeramente como afirmativa de lo de esta noche.

Seth se rió y yo aparté la vista cuando Ray se alejó alzándose del sofá.

—Deberíais iros ya al hotel, no queremos presenciar nada, gracias —mierda, lo había escuchado. Mi familia, y si incluyo ya a mis amigos, rió. E incluso Seth soltó alguna que otra risa mientras yo seguía más roja que un tomate.

—¡Quedan dos minutos para año nuevo! —exclamó mi madre en un grito sorprendido. Levanté las cejas asombrada, con la conversación nos habíamos distraído tanto que casi no nos percatamos ni de que estamos en otro año.

Mi madre encendió la televisión donde podíamos ver el Big Ben de Londres. La cuenta atrás empezó y con ello las campanadas.

Agarré fuertemente la mano de Seth mientras susurraba los números por lo bajo.

—Tres… —murmuró Seth en mi oído— gracias por todo, Lynn —me giré a verlo sin saber muy bien cómo explicar los sentimientos que tenía en ese momento— uno…

Todos mis amigos comenzaron a saltar y a festejar incluida mi madre. Sonreí pero unos labios opacaron los míos, por lo que sonreí aún más en el medio del beso.

Mi mano derecha empezó a acariciar el pelo de Seth mientras me daba el beso más dulce que habíamos compartido.

—Gracias por empezar a formar parte de mi vida —susurró apoyando su frente contra la mía.

—Y espero seguir formando parte de ella más tiempo —le besé de nuevo. Su mano acariciaba mi cintura por encima del corto vestido que llevaba. Y el cual me había obligado Nidia a vestir.

Me separé y empecé a abrazar a mis seres queridos como si no hubiera un mañana. Primero abracé a mis mellizos favoritos agradeciendoles por un año más de amistad, después a Jandiara prometiendo que nuestras amistad perdurará y por último abracé a mi madre, la cual emotivamente había abrazado a Seth anteriormente.

—Te quiero mamá —murmuré con la cara enterrada en su pelo.

—Y yo mi niña —suspiró y se apartó para mirarme de arriba a abajo sonriendo— tu padre estaría orgulloso de lo que eres, de la mujer en la que te has convertido.

Sonreí con los ojos empañados y abandoné la habitación disimuladamente.

Abrí la puerta de mi antiguo dormitorio, el cual no había pisado en toda la noche. Seguía igual que siempre y recuerdos con mi padre empezaron a florecer. Cuando me caí por perseguir a Pipper, mi primer perro, y mi padre me curó la herida y me hizo la promesa de que por muchas heridas que me hiciera él siempre estaría ahí, y ahora comprendo que no se refería solo a heridas físicas.

AMOR Y PÓLVORAWhere stories live. Discover now