CAPÍTULO 7

267 15 1
                                    

—¿Lynn? —preguntó una voz suave a través de mi teléfono.

—Hola mamá —murmuré— siento no haber llamado antes… he estado ocupada con todo lo de las pruebas, entrenamiento…

—¿Así que al final entraste? Ay hija, me alegro mucho por ti —sonreí— ¿qué estás haciendo cariño?

—Es lo que iba a decirte ahora. Estoy preparando mi mochila para mi primera misión.

—¿Ya tienes tu primera misión? —preguntó con voz aguda por la sorpresa— cuidate mucho por favor hija.

—Tranquila mamá, es una misión para ayudar a unos refugiados en Bosnia…

—¿¡En Bosnia!? —exclamó.

—Tranquila mamá —volví a repetir— no es una misión peligrosa. Te juro que estaré bien.

—Está bien cariño —suspiró— confío en tus palabras. Te quiero, pero por favor cuídate no quiero perderte a ti también Lynn…

—Mamá… a mi no me vas a perder, te lo prometo. Después de la misión iré  a visitarte, ¿vale? Te quiero.

—¿Vendrás para las navidades? —me preguntó cambiando de tema para distraerse supongo.

—Para año nuevo como siempre supongo —sonreí.

—¡Genial! Tengo ganas de ver a mis hijos adoptivos —se rió suavemente. De toda la vida mi madre ha considerado a Ray y a Nidia como sus hijos de otra madre.

Después de unos minutos más hablando con mi madre, ya vestida con el uniforme y con la mochila a hombros salí del vestuario en el cual solo estaba yo. Había llegado un poco temprano ya que los sábados los autobuses salen más temprano de lo habitual y parece ser que soy la única persona que no tiene coche. Llegué al campo de entrenamiento y empecé a hacer unas flexiones, si iba a pasar unas horas en un avión sentada no puedo estar esperando también sentada.

—¿Hundley? —cuando estaba concentrada haciendo la vigésima sexta flexión una voz me asustó provocando que mi cuerpo cayese contra el suelo— ey, ¿estás bien?

—Perfectamente… —susurré mientras me sentaba torpemente.

—¿Qué haces aquí? —preguntó demandante.

—Hoy es sábado y el autobús pasaba más temprano, por lo que aquí estoy. Si voy a pasar unas horas encerrada en avión prefiero moverme ahora —respondí mientras él me estiraba su mano para ayudarme a levantarme.

—Seguro que es una hora de lo más entretenida, vienes conmigo —aseguró sonriendo de lado. Como me gusta su sonrisa…

Y como me arrepiento de pensar eso…

—Voy a tener que tomarme cuatro calmantes por lo menos si tengo que aguantarte por tantas horas...—bromeé.

—Escucha...—me miró serio de repente— ahora te lo digo en serio, es tu primera misión, no tiene peligro por esa misma razón, pero a cualquier duda por favor no te alejes mucho de mi, ¿vale? —miró hacia otro lado como buscando algo pero rápidamente me volvió a mirar, con sus manos agarró mi cara y me miró directamente a los ojos— promételo, por favor. No seas cabezota y hazme caso —sonrió ligeramente.

—Vale...—conseguí contestar con un susurró debido a lo que, aunque no quisiera, provocaba en mí su cercanía. Cuando apartó sus manos de mi cara, fruncí el ceño sonriendo con labios sellados y pregunté— ¿por qué te preocupas por mí?

—No te creas especial Hundley —se alejó unos cuantos pasos de mí con una mueca socarrona— no me preocupo por ti, soy tu teniente y como tal debo hacerme cargo de ti y como se te ocurra alejarte de mí y te ocurra algo será mi culpa. No quiero jugarme el trabajo como comprenderás —me miró con el ceño fruncido y con la voz levantada.

AMOR Y PÓLVORADonde viven las historias. Descúbrelo ahora