CAPÍTULO 22

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—¿Quién es ahora el nervioso por conocer a la madre del otro? —preguntona burlona hacia Seth mientras entrabamos en el jardín de mi casa con nuestros amigos detrás.

—Cállate —murmuró mientras me empujaba ligeramente con su hombro.

Una cabeza salió de la puerta dejando paso a un cuerpo entero.

—¡Lynn! —exclamó mi madre. Dejé mi maleta de lado y corrí al encuentro con mi madre. Cuando llegué a su lado la abracé con fuerza— mi niña, ¿cómo estás?

—Muy bien mamá, ¿tú? ¿Con quién pasaste las Navidades?

—Tranquila cariño, estoy perfecta, y ahora que te tengo aqui estoy super feliz. Pasé las Navidades con los Taylor, los vecinos, ¿te acuerdas? —asentí feliz y me aparté para que Nidia y Ray se lanzaran también a los brazos de mi madre— mis hijitos adoptivos, ¿todo bien?

Mis amigos asintieron y me adelanté con las presentaciones.

—Mamá, esta es Jandiara, una amiga del ejército y....

—Mi novia —murmuró Nidia. Mi madre soltó un grito de emoción y se acercó a Jandiara con todas las confianzas para abrazarla. Jandiara envolvió los brazos alrededor de mi madre un tanto incómoda.

—Eres guapísima —sonrió hacia mis dos amigas— me alegro mucho por vosotras.

—Muchas gracias… —murmuró de nuevo incómoda mi amiga.

—Y… —suspiré nerviosa— mamá, este es Seth. Él es mi… Seth es mi… —miré hacia Seth sin saber qué decir.

—No hace falta que digas nada más cariño, te conozco lo suficiente como para saber qué significan esas palabras y esa mirada que tienes —sonrió y me sonrojé.

—Hola señora Hundley —estiró su mano Seth.

—Deja las formalidades chico, me llamo Anabel —se acercó para abrazarlo también— espero que estés cuidando de mi hija.

—¡Mamá! —protesté avergonzada.

—Tranquila Lynn —se rió Seth acercándose a mí y dejando un casto beso en mi frente— cuidaré de ella no se preocupe señora… Anabel —corrigió.

—Pasar dentro, ¿hoy iréis a la fiesta de Malcolm cierto? —preguntó y Nidia se adelantó a contestar.

—¡Pues claro! Como todos los años, no es año nuevo sin una fiesta en la casa-mansión de Malcolm —exclamó en una explicación hacia su novia.

—Malcolm estudió con nosotros desde que somos pequeños y es famoso por sus fiestas, sobre todo la de año nuevo —murmuré hacia Seth que asintió comprendiendo.

—Genial, pues antes de que os vayáis en unas horas os daré las llaves de las habitaciones del hotel —sonrió pícara mientras todos entrábamos y ella buscaba en un cajón de la entrada— supongo que esta vez necesitareis una habitación por pareja. Solo digo usar protección.

—Mamá… —rodé los ojos mientras nos extendía a cada uno, una llave.

—No me ruedes los ojos Lynn o me obligarás a enseñarle las fotos de cuando eras pequeña a Seth —hice una cara de horror.

—¡Ni que estuviéramos en una película de Hollywood!

Los demás se rieron pero yo temía por mi dignidad.

—Genial, soy el único que va a dormir solo —rodó los ojos Ray.

—No creo que te sea muy difícil encontrar compañía —comentó mi madre divertida haciendo alusión a todos los ligues de mi mejor amigo.

—¡Ay Anabel! Te tengo que hablar de Lucas —mi madre soltó una carcajada mientras se dirigían hasta la cocina.

—¿Me enseñas la casa nena? —unió lentamente su mano con la mía y me giró para mirarme a la cara— eres preciosa —alzó su mano para acariciar mi mejilla ruborizada.

—Eres idiota —solté totalmente sonrojada. Seth se carcajeó y besó suavemente mis labios. Se apartó rápidamente y me quejé. Seth sonrió y esta vez yo me acerqué a sus labios introduciendo mi lengua en su boca.

—Nena vas a hacer que me corra sin siquiera tocarme —abrí los ojos separándome.

—¡Seth! —exclamé y me volví a sonrojar. Maldito chico que revoluciona mis hormonas.

—No me puedo creer que todavía te avergüences —rió y fruncí el ceño pegándole con mi mano en su hombro.

—¡Hora de cenar!  —oí la voz de mi madre llamándonos.

—Lo de enseñarte la casa será para luego —intuí.
y el chico de ojos grises asintió con la cabeza.

Había un pavo en el centro de la mesa y una botella de vino acompañando.

—¿Lo cocinaste tú? —le pregunté incrédula a mi madre.

—Obviamente no, no quiero quemar la cocina —me reí asintiendo.

—¿Un brindis? —levantó su copa medio vacía Ray.

AMOR Y PÓLVORAWhere stories live. Discover now