CAPÍTULO 16

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—Y… ¿qué piensas hacer por Navidad? —me preguntó Seth detrás de mí mientras me preparaba un café en su cafetera.

Giré mi cuerpo ligeramente para mirarlo. El chico estaba sentado en una mesa pequeña que se situaba en medio de la cocina mirando hacia su móvil distraído.

—No lo sé —respondí concisa— supongo que lo de todos los años. Cenaremos Nidia, Ray y yo juntos en casa tranquilamente y luego Ray propondrá ir a la fiesta de algún chico que haya conocido hace un par de días y con el que posiblemente haya tenido sexo o tendrá sexo. Siempre funciona así —me reí imaginándome la situación de todos los años— ¿y tú? ¿cuáles son tus planes?

Con el café ya en mano me giré apoyándome en la encimera para poder mirarle.

—Pensaba pasar la Navidad aquí, pero desgraciadamente mi madre me ha propuesto un plan mucho mejor —ironizó con una mueca— al parecer unos amigos nos han invitado a pasar un par de días en su cabaña, cerca de la pista de esquí Glenshee, en Escocia.

—Quizás no es tan mal plan —bebí de la taza que tenía en mis manos. Seth se levantó quedando de pie en frente de mí. Llevo sus manos a la encimera donde estaba apoyada dejándome acorralada.

—Quizás si vienes… no sea tan malo —me atraganté con el café y empecé a toser con la cara un poco sonrojada.

—¿Me estas invitando a ir a un viaje familiar? —pregunté nerviosa— no creo que sea correcto, quiero decir es un viaje familiar y nosotros no… —bajé el volumen de mi voz— no somos nada Seth y en realidad nos conocemos desde hace ¿qué? ¿un par de meses?

—¿Y eso acaso influye? Además creo que te equivocas o por lo menos yo no lo veo de esa manera. Sí somos algo, pero no necesitamos de un nombre para definir lo nuestro. Es una tontería —concluyó y quise decirle que en realidad a mi me importaba, que no me parecía una tontería, pero me callé— por favor ven con nosotros…

Suspiré intentando organizar una lista de pros y contras en mi cabeza.

—Pero ya tendréis los billetes de avión… —comenté.

—Yardley los va a comprar hoy, por lo que podemos comprar uno más, no hay inconveniente —intentó convencerme.

—Iré —sus ojos se iluminaron— pero yo pago mi billete de avión.

—Hecho —me guiñó un ojo con una media sonrisa antes de besarme en los labios escuetamente.

Una sonrisa salió a relucir en mi cara mientras Seth salía de la habitación, supongo que para buscar a su madre y contarle su gran idea. Suspiré intentando apaciguar la tonta sonrisa de mis labios y me adentré a buscar mi bolso en la habitación de Seth.

Al llegar me fijé detenidamente en el libro que seguía en la mesita de noche. “Al sur de la frontera, al oeste del sol” de Haruki Murakami.

Al oír la puerta abrirse detrás de mí comenté en voz alta.

—No te tomaba por un romántico —sonreí con el bolso colgado del hombro girándome para mirarlo con el libro en la mano.

—¿Lo conoces? —me preguntó pero su vista se desvió a mi bolso— ¿te vas?

—Sí y… sí —dejé el libro en su sitio— tendré que preparar ropa para el viaje y esas cosas —hice un ademán con la mano— además quiero despedirme de Nidia y Ray.

—¿Entonces nos vemos en Navidad? —me preguntó acariciándome el brazo provocándome escalofríos.

—Claro —sonreí— ¿me acercas a mi edificio? —hice un puchero para convencerle y no hizo falta mucho más pues bajó su cabeza besándome fervientemente y acabó por morder mi labio inferior.

AMOR Y PÓLVORAWhere stories live. Discover now