CAPÍTULO 19

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Desperté cuando el sol alumbró mi cara molestandome en los ojos. Fruncí el ceño mientras abría los párpados lentamente. Por un momento me sentí desubicada al observar unas paredes que no eran las de mi cuarto pero recordé dónde estaba cuando un brazo, que rodeaba mi cintura, me apretó más hacia el cuerpo que tenía a mi espalda.

—Mmm… —murmuró Seth en mi oído— ¿hace cuánto que estás despierta?

Besó mi hombro desnudo. Me removí por las cosquillas.

Me di media vuelta para mirarle de frente. Levanté mi mano para acariciarle desde la mejilla hasta su nuca donde nacía su pelo. Aún con los ojos cerrados sonrió y acercó más su cuerpo al mío ronroneando.

Bajé mi mano cuando oí movimiento en la planta baja de la gran casa.

—¿Por qué paras? —volvió a colocar mi mano en su pelo.

—Tenemos que bajar, nos vamos a esquiar, ¿recuerdas? —sonreí mientras volvía a acariciarle.

—Podemos quedarnos y hacer otra cosa —giró su cuerpo quedando encima del mío.

—No —empezó a repartir besos y mordiscos por mi cuello— no —repetí con la voz temblorosa.

—Vamos nena… tú también quieres…

De repente sus manos dejaron mi cadera subiendo a mi cintura y empezó a hacerme cosquillas. Carcajadas salían de mi boca mientras me removía entre sus brazos.

—¡Seth para! —me reí.

—¿O qué nena? —paró y con un beso de pocos segundos se levantó de encima de mi cuerpo— será mejor que bajemos —sonrió vistiéndose.

Me levanté envuelta en las sábanas ya que estaba desnuda y Seth se rió de mí ya vestido.

—¿En serio? —sonrió y le hice mala cara. Levantó sus brazos en signo de rendición— está bien, está bien, te espero abajo.

Dejando un beso en mi frente y cogiendo una riñonera de encima de un mueble, abandonó la habitación.

Me vestí a gran velocidad para que no tuvieran que estar esperando por mí. En una mochila pequeña introduje cosas básicas y necesarias.

Cuando estaba por bajar por las escaleras escuché una conversación entre Seth y alguien más que identifiqué como Clennan.

—No me gusta hablar de esto, lo sabes —susurró Seth.

—¿No lo sabe? —dijo Clennan.

—No —volvió a hablar el chico de ojos grises.

—¿No se lo vas a contar? —le preguntó.

—No tiene porque saberlo.... —seguí caminando con intriga de lo que puedan estar hablando.

Al llegar abajo me encontré a las dos mujeres de esta casa, sin contarme.

—Lindsey —se me acercó la madre de Seth.

—Dime —contesté intentando ser educada.

—¿Desde hace cuánto tiempo estás con mi hijo? —me preguntó con un tono de voz sombrío.

—Un par de meses —respondí no muy segura de que contestar.

—¿Y estás segura de estar con él? —fruncí el ceño ligeramente. No me gusta por donde está yendo esta conversación— ¿alguna vez te ha contado sus secretos?

—No sé a qué secretos te refieres, pero si aún no me los ha contado será por algo. Confío en Seth —respondí duramente aunque por dentro estaba un poco dudosa.

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