17- |𝐇𝐚𝐥𝐝𝐢𝐫| 𝐃𝐫𝐚𝐠𝐨́𝐧 (𝟏)

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Para la chica que me lo pidió💚🐉

(Para este one- shot me base en mi imaginación y en los personajes, no en orden de la historia de los libros, sucesos o más)

*Flashback*

— Entonces dices que fuiste esclava de Sauron — hizo gesto de asco al pronunciar aquel nombre — ¿Y que simplemente escapaste? — Preguntó el elfo de cabellos blancos.

— Así es — lo miró fijamente a los ojos mientras tocaba su labio, el cual estaba hinchado. Sus ropas estaban rasgadas, su cabello hecho un desastre. — Logré escapar muy apenas.

— ¿Y por qué te quería exactamente? — ahora fue el turno de Elrond de preguntar.

— Oh no — la chica ahora dirigió su vista al medio elfo — no me quería, me quiere aún — aclaró.

— ¿Y por qué? — dijo Legolas desconfiado aún apuntando su arco a la chica, como si fuera peligrosa a pesar de parecer una chica indefensa. Y vaya que era peligrosa, tenía un don muy especial, a pesar de ser una humana, no era normal.

— Porque tengo un don que puede ayudar a derrotar a sus tropas de orcos — hizo un gesto con la mano y un pequeño dragón salió de su escondite. Por ende, todos los presentes salieron a la defensiva, a excepción de Aragorn, quien la miraba como esperando que ella continuara, Elrond, quien la miraba solamente y se mantenía pacífico, y Haldir, quien solo se mantuvo quieto en su lugar.

— Cierva del señor oscuro. — dijo una voz entre los presentes.

— Sirves a Sauron. — sentenció Legolas.

— ¡No! — acarició a su pequeño dragón, quien se encontraba en su hombro a modo de ataque, pues siempre defendía a la chica. — Tranquilo, pequeño Dalionthi. — el dragoncito se relajó.

— Asombroso — dijo Elrond.

— ¿Qué no los dragones solo obedecen al mal? Nunca en mi vida vi uno — preguntó un elfo de cabellos castaños que a los ojos de la chica parecía tierno y amigable.

— Yo también pensaba lo mismo, Lindir — le contestó Aragorn al joven elfo.

— No, no, no, desde la muerte de mi madre, yo los llamé, y ellos acudieron a mí, yo los he criado y siempre han estado resguardados conmigo, hay diferentes, algunos como Dalionthi, otros medianos y también grandes — explicó la chica mientras avanzaba un poco hacia Legolas y lo miraba con determinación.

— Puedes dejar de amenazar a mi dragón con tu arco. — El elfo no bajó la guardia.

— No debemos confiar en ti — dirigió su vista hacia todos los presentes — Ella puede ser una intrusa, no debemos creerle — murmullos comenzaron a escucharse.

— ¡Basta, Legolas! — una voz grave destacó entre los murmullos, por lo cual estos se silenciaron — Dejemos que termine de explicar primero, ¿por qué te quiere Sauron con él?

— Porque, como dije antes, tengo un don que puede hacer que los dragones acaben con sus tropas y lleven ventaja. Ellos me hacen caso a mí, ni las órdenes que él dé harían que ellos cedieran a su favor. Se enteró de lo que yo podía ser capaz de hacer, y por eso me ha estado buscando tanto desde que logré escapar.

— ¿Y los dragones? — dijo el elfo que se había mantenido serio escuchando durante todo el rato.

— Resguardados, seguros, cuando Sauron me secuestró, ellos huyeron por orden mía. — se quedó un momento quieta, hasta que volvió a hablar — Y bien, ¿puedo quedarme?

Todos se quedaron en silencio pensando las cosas, sabían que Rivendel sería una estancia segura para ella. Si la corrían del lugar, entonces había probabilidad de que no sobreviviera, puesto que hasta este punto estaba mal herida y agotada.

— De acuerdo — habló firme Elrond, la persona de la que importaba la aceptaría.

— Gracias — pronunció la chica soltando aire y sonriendo.

*Fin del flashback*

Había logrado que todos confiaran en ella e incluso le tuvieran cariño. Había logrado hacer una amistad fuerte con Lindir, también con Legolas, quien le había pedido disculpas por su comportamiento el primer día. Pero ella tenía un secreto oculto, que la consumía por dentro.

Desde sus últimos meses de estancia, había logrado ganar peso. Pues el día que llegó, su apariencia era otra. Detrás de esa mugre, sangre seca, hedor y suciedad, se escondía una joven de piel pálida, cabello azabache y ojos grises.

Ahora se encontraba discutiendo con su novio elfo, quien se acercó a ella logrando captar su atención y al fin robar su corazón.

— Iré porque me necesitan para acabar con ellos, serán superados en número, no quiero quedarme siendo una inútil — se cruzó de brazos.

— Te quedarás aquí, sana y salva, Haiszel.

— Mhmh — negó con la cabeza. — No me vas a alejar de tu lado, si tú vas, yo también.

— ¿No podré hacerte cambiar de opinión, verdad? Llevamos 30 minutos discutiendo — se encaminó a la cama y recargó su cuerpo en la cabecera.

— Te prometo que todo saldrá bien — Haldir se acercó a ella y le dio un beso en sus labios.

— Lo sé — la abrazó. Eso hizo que se le revolvieran las entrañas, no podía hacer esto, no quería, pero no le quedaba opción alguna.

La batalla en el abismo de Helm había comenzado, y como ella había dicho, los superaban en número.

— Vamos, Dalionthi, llama a los demás y que ataquen por los costados, yo llegaré por el frente. Después debes ir y asegurarte de que Haldir esté bien — el pequeño dragón obedeció la orden y se marchó, mientras la chica montaba a Strong, el dragón más poderoso y grande en tamaño. — Es hora — dijo al dragón. Este se abalanzó directo hacia las tropas y escupió fuego, quemando a cientos en un solo soplo

.

De pronto, más dragones comenzaron a aparecer. La chica sonrió; todos comenzaron a lanzar llamas y tomar orcos con sus garras, elevándolos para después dejarlos caer.

Habían llamado a la retirada. La chica bajó de Strong en busca de Haldir, a quien divisó sano y salvo arriba. Sintió tropezar con algo, un orco que aún seguía con vida.

— Es el momento, él te llama — pronunció. Ella lo miró horrorizada y rápidamente sacó su espada, decapitándolo.

Era hora de abandonar a quienes quería y realmente se habían preocupado por ella, de dejar a su ser amado. De acabar la farsa.

Tiró su espada y quitó su armadura mientras hacía un corte y derramaba sangre; tenían que pensar que estaba muerta, desaparecida o lo que fuera. Montó a Strong y se marchó.

.

— Muy bien, has hecho todo lo que te he pedido. Tu engaño pasó bien desapercibido — habló Sauron a la chica que se encontraba arrodillada, apretando los dientes.

— ¿Y mi madre? — dijo intentando no mirarlo con todo el repudio y odio que le tenía.

— Ella está encerrada.

Se paró de golpe con los puños apretados. — Ese no fue el trato, prometiste que la dejarías libre.

— Y así será, después de que completes tu misión. Veo que te has encariñado con ellos — la chica tembló y apretó la mandíbula —. Falla y tu madre se muere. — de pronto desapareció, quedando solo la chica.

Pensaba en todo lo terrible que había hecho por órdenes de Sauron, llegar a Rivendel, engañar a todos, para mantener al tanto de sus planes a Sauron. Al final, Legolas tenía razón. Pero no contaba con enamorarse de Haldir y tenerle cariño a los demás. No quería lastimarlos, no quería que Sauron venciera.

Se sentía mal y tenía que hacer algo al respecto; ahora su lealtad no estaba más con Sauron. Se había enamorado de Haldir y eso cambiaba las cosas, pero también quería que su madre estuviera a salvo. Sauron pensaba que podría manipularla por siempre, pero había algo con lo que él no contaba. Ella era la líder de los dragones, y era más astuta que él; la guerra final estaba por comenzar, y no permitiría que le tocaran ni un pelo a quienes le importaban. Era momento de comenzar un nuevo plan, su plan.

𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒 ||ESDLA & El HOBBIT|| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora