65-||GLORFINDEL||

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—𝑨𝑴𝑶𝑼𝑹—
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⚠️ADVERTENCIA⚠️
—Triste—

  Corría desesperadamente por los corredores. No podía detenerse, no podía pensar, simplemente tenía un objetivo, y era llegar hasta él.

—¡Abran paso!— gritó a unas elfas que estaban de curiosas fuera de la habitación. Al llegar, abrió la puerta y la azotó inmediatamente frente a las narices de las elfas. Estas fruncieron el ceño y se marcharon.

—¡Adiriel! ¿Pero qué haces aquí?— dijo su señor.

—Mi señor Elrond— respiraba agitada, su pecho subía y bajaba rápidamente y no podía controlarlo—. Yo... quería saber... — su voz se entrecortó y ella maldijo en su cabeza; pronto las lágrimas se hicieron presentes. Elrond la miró comprensivo y con pena.

—Sígueme...

Ella asintió mientras pasaba una de sus mangas por sus ojos y le seguía el paso. Llegó a una segunda parte de la habitación, que era aún más cálida; Adiriel vio que eso se debía a la enorme chimenea de piedra que había en el lugar, también una cortina guinda que cubría una cama. Elrond ya estaba justo al lado de esta; ella suspiró y se acercó hasta él.

El medio elfo pasó una mano por la cortina y la corrió hasta un lado. La muchacha se cubrió la boca con una mano y frunció la cara tratando de retener el llanto.

—¿Está... está bien?— preguntó con voz débil.

—Lo estará— dijo—, logramos estabilizarlo, es cuestión de él despertar.

—¿Cómo pasó?

—Fueron los Nazgul, uno de ellos logró herirlo, pero no lo suficiente— informó.

Adiriel apretó la mandíbula y cerró fuertemente los puños, conteniendo su ira y enojo.

—Te dejaré sola, cualquier cosa estaré cerca— ella solo asintió. Cuando sintió que Elrond había salido de la habitación, se sentó a un lado del elfo y rompió en llanto. Pasó una mano acariciando el cabello de este y repartiendo caricias por su rostro.

—Lamento haber discutido contigo antes de que partieras... Seguro tenías mil cosas en la cabeza que te hicieron distraer...— movió la cabeza para todos lados, el sentimiento de culpa le invadía—. Tienes que luchar, despertar amor mío... Quisiera que fuera una pesadilla— relamió sus labios que estaban un poco resecos. Pasó una mano por su cara y la frotó, estaba cansada—. No me moveré de tu lado, ni dormiré, estaré contigo. Si puedes escucharme, despierta, por nosotros, por Aiden— acercó sus labios y besó su frente.

Se abrió paso entre la cama y se acostó a un lado de él, entrelazó su mano con la del elfo y se acurrucó en su pecho.

—Glorfindel... Si aún sigue en pie tu propuesta... Será para mí más que un honor, ser tu esposa— susurró.

Queriendo mantener su promesa, pero siendo víctima del sueño y cansancio, cerró sus ojos, deseando despertar y que nada de esto fuera real.

Adiriel comenzaba a sudar, y no era exactamente el calor de la habitación.

—¿Estás segura de lo que pides?— la miró con preocupación—. ¿Quieres terminar esto?, ¿por qué? ¿Por qué me haces amarte y luego simplemente te niegas?— negó—. Es que no lo entiendo.

—Glorfindel... Sabes que no aceptarán que me case contigo— agachó la mirada—. Además... ¿qué te ofrezco?, dolor y sufrimiento porque falleceré mucho antes que tú...

—Yo te amo, escúchame bien— la tomó por el mentón y la obligó a mirarlo—. ¿Crees que me interesa lo que piensen los demás?

—Lo siento, no puedo— buscó entre la mirada de la muchacha que todo fuera una maldita broma, pero no era así.

—Adi— escuchó una voz repleta de ternura a lo lejos... Lograba ver una luz cálida, aunque bastante borrosa—. Adi— volvió a llamar mientras sentía un ligero temblor—. ¡Adiriel!— llamó esta vez más preocupada, mientras los temblores se iban haciendo más fuertes.

—¡Por favor, ayuda!— escuchó gritar a alguien.

Solo seguía viendo esa cálida luz, escuchar voces lejanas mientras sentía absolutamente nada.

Glorfindel la sostenía entre brazos preocupado. Ella estaba de un color pálido, su piel estaba fría y respiraba apenas. Elrond entró inmediatamente seguido de un grupo de sanadores; estaban haciendo todo lo que podían.

El cálido color que Adiril veía a lo lejos, era el destello de aquella chimenea, mientras las voces, eran voces de quienes intentaban salvarla. Pero ella estaba en su propio mundo, imaginando que era un sueño. Sin contar con que era uno del cual no despertaría.

El elfo abrazaba el cuerpo de su amada, aferrándose a él. El pequeño hilo entre la vida y la muerte, había sido cortado.

—Lo sentimos mucho Glorfindel— Elrond colocó una mano en el hombro del elfo—. De haber sabido de su condición antes, hubiéramos podido hacer algo... El sistema de defensa de un humano es más débil que el de nosotros.

Glorfindel elevó su cabeza sin entender del todo.

—¿Su- su condición?

—Ella tenía neumonía, atacó más rápido de lo normal porque ella....—suspiró—, ella estaba embarazada.

Él cerró sus ojos y sumergió su cabeza en el pecho de ella, no podía regresar el tiempo, no podía borrar lo que había pasado, la vida era cruel, y debía seguir. Había perdido a su único amor, y su futuro hijo.

Era un peso enorme, tanto que deseaba jamás haber regresado de la muerte.




𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒 ||ESDLA & El HOBBIT|| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora