Hoseok, ahora soy un hombre maduro y estoy confiado en lo que tengo, en lo que he construido contigo, he cambiado y lo único que a perdurado conmigo es mi amor por tí
Segunda parte de "Migajas de amor"
Pareja principal VHope.
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Sus ojos no dejaban de enfocarse en el rostro de su esposo, lo deseaba. O era mucho más que deseo, más que admiración, incluso más que respeto, era el hombre más adorable que había conocido nunca; Honesto, dulce, cariñoso y valiente. Era el tipo de persona que podía hacer de cualquier hombre, incluso de él, el ser más afortunado solo por el echo de estar a su lado.
Lo amaba, estaba enamorado de él.
Esos eran los pensamientos matutinos de TaeHyung, pues solía siempre despertar primero, el momento perfecto para admirar a su esposo quien dormía abrazado a su pequeño TaeHyun, pues la noche anterior los tres decidieron pasar la noche juntos mientras disfrutaban de una noche en familia viendo películas a la vez que comían comida deliciosa.
—¿Puedes dejar de hacer eso?— musitó Hoseok aún somnoliento, sin siquiera abrir completamente los ojos —Pareces un acosador en acción— rió divertido al compás de TaeHyung quién también reía amenamente por las ocurrencias de su dormitado esposo.
Pero aunque riera y se mostrara despreocupado no lo estaba por completo, pues lamentablemente el insecto de la inseguridad picaba justo en su corazón. No quería admitirlo pero si, se sentía inseguro y preocupado. Habían pasado casi dos meses desde el encuentro donde perdió los estribos, pero los celos le hicieron actuar, al verlos sintió como si miles de pequeñas pirañas hambrientas lo hubieran devorado por dentro sin piedad.
Min YoonGi, el jodido problema que solo empezaba a ser la punta del iceberg, no quería demostrarlo, pero tenía celos porque aún cuando luchó por su esposo pudo ver la preocupación en sus ojos cuando sus pupilas viraban hacía el cuerpo magullado por sus potentes puños. Y lo hacía, se se sentía inseguro porque temía que las cosas del pasado pudieran repetirse en el presente. Y cómo no se sentía seguro dudaba, titubeaba y finalmente comenzó a hacer mal las cosas.
Y aunque no lo quisiera sabía que su esposo debía verse con "el problema", porque era su trabajo y a pesar de que le aseguró a su amor que todo estaba bien, en realidad nada lo estaba. Se torturaba, no quería hacerlo, pero el libro de su esposo comenzó a ser su peor enemigo, aquellas anécdotas dónde se expresaba tan amorosamente de Min le hacía entrar en cólera.
Migajas de amor Capitulo 28.
"No quiero seguir aquí, en esta mesa quiero ir con él. añoro al chico que se veía reflejado en sus ojos gatunos, cuando estamos juntos me siento dueño de algo que me pertenece, de algo mío."
"Está noche necesito de sus brazos, necesito que sus ojos me vean, bastaría su mirada para derrumbar toda esta fachada."
No, no. Hoseok lo amaba, no podía permitirse pensar de esa manera, pero aquellas palabras plasmadas en esas hojas hacían que su gran montaña de amor comenzara a desmoronarse.
Cerró el libro con fuerza para sacar su móvil y llamar.
