Amistades rotas

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Lisanna se levantó con una sonrisa apenas su despertador sonó, lo presiono, aparto la sabana rosada de su cuerpo y avanzó hasta el baño con una sonrisa, mientras tarareaba su música favorita.

Lo pensó todo el fin de semana, pero ese día se confesaría. Así que debía estar preparada. Luego de darse una ducha, se colocó su uniforme, el cual había preparado la noche anterior. Luego de colocarse las medias, que llegaban a sus muslos se acercó al espejo, pasándose el cepillo hasta que considero estar peinada.

Tomo su maleta, paso por la cocina en donde bebió un vaso de jugo de naranja y unas dos tostadas, se colocó los zapatos y partió.

Tenía dos hermanos. Los tres nacieron el mismo día. Mirajane era la mayor, era la persona más amable y dulce que conocía. Era parte del consejo estudiantil y era la ex presidenta del club de economía domestica. A diferencia de Lisanna. Mirajane mantenía su cabello largo.

Su segundo hermano era Elfman. El único hermano que tenía, en su adolescencia era un chico tímido que adoraba a los animales. Hasta que un día, unos niños del vecindario le hicieron daño a su mascota, desde ahí juro protegerlos. Ahora era el líder del club de Taekwondo. Aunque su apariencia era de un total matón, evitaba las peleas de no ser necesarias.

Y finalmente estaba ella, la menor por diferencia de horas con sus hermanos. Compartieron travesuras con todos los chicos, hasta que ella decidió irse con su tía a estudiar en el extranjero. La decisión de volver la tomo por la reciente foto del concierto Slayer.

No fue fácil para ella decir despedirse de Edolas y los amigos que había hechos ahí. Pero quería ver a sus hermanos, amigos y a su primer amor. Por qué estaba decidida a confesarse.

-Este será el día-Confesó observando el cielo mientras se le formaba una sonrisa.

-.-.-.-

Wendy observaba como su hermano arrastraba los pies a la cocina. Generalmente era el que entraba cantando o saltando. Ese día solo estaba presente, nada de sonido escapaba de sus labios.

Ayer observó cómo se escapaba por la ventana de la casa. Sabía que iría con Lucy, a pesar de ser él el que afirmo que hablaría con ella en el instituto. Espero que sus problemas se solucionaran, más sospechaba que no era así, su llegada a casa fue silenciosa.

-Hermano-Trato de llamarlo. Levanto la mirada de su desayuno, el cual seguía sin ser tocado para ver a su hermana.-¿Qué te pareció el desayuno?

-Natsu no lo quiere, me haré yo con él-Confesó entre burlas Zeref mientras se comía algo del plato de Natsu.

Ambos esperaron la queja de Natsu, no llegó. Para sorpresa de ellos le ofreció el plato a Zeref mientras se levantaba.

-Gracias por la comida-Confesó observando a Wendy-Me iré adelantando a clases.

Zeref apartó la vista del plato que le dieron, enfoco su vista en su hermano-¿Tan impaciente estas por ver a Lucy?-Preguntó con diversión.

No recibió respuesta. Solo observó cómo se marchaba de la cocina, decidió ver a su hermana que tenía la misma mueca en el rostro. Natsu estaba extraño.

-¿Qué le pasa a Alegrosita?-Pregunta Zeref elevando una de sus cejas.

-Desde ayer ha actuado así-Confesó soltando un suspiro.

-.-.-.-.-.-

Lucy dejo caerse en la silla del salón. No podía mentir más con su gripe, llamaría la atención de sus padres, lo que llevaría a llamar la atención de Ul, y a ella no la quería en la casa. No necesitaba a una fracasada de relaciones profesional que la aconsejara.

Realmente no somos hermanos comunes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora