x. post-mortem

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DAÑO COLATERAL,
capitulo diez: post-mortem!


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          JOY SINTIÓ CALOR OTRA VEZ. Aquel sentimiento horrible de tener la arena pegada en su espalda, el sudor provocando un aroma asqueroso en el ambiente tan caluroso y húmedo, ella hizo una mueca de asco. Al levantarse, ella se dio cuenta de que se encontraba sola, ella y su equipo de combate. El rifle de asalto descansaba a un lado de la cama que estaba llena de arena y el sol se filtraba por pequeños huecos producidos por las balas en conflictos anteriores. La muchacha de cabellos rubios largos se puso de pie del colchón que se encontraba en el suelo, estirando sus músculos de manera lenta, saliendo de aquel trance de sueño que le parecía interminable, allí se encontró el resto de su equipo: el chaleco y sus arneses junto a las pocas armas que le quedaban. Ella se preguntó cómo había llegado allí y por qué se encontraba allí, no en un banco de arena generando quemaduras irreversibles contra su piel. Se colocó su equipo, atando sus cabellos rubios con la única banda elástica que le quedaba en una trenza y el chaleco volvió a su lugar contra su pecho. Repentinamente y con curiosidad, ella pasó una mano por entre los agujeros de bala producidos en la pared.

          Estaban hechos a la perfección.

          Calculados, incluso.

          ¿Habrían sido ellos?

          (Joy Williams ni quería pensarlo.)

          —Hûn jixwe şiyar bûn (Ya despertaste)—dijo una voz femenina en kurdo.

          La rubia se giró al escuchar esa voz, su mano a punto de agarrar el rifle para apuntar, pero al ver que se trataba de una niña con piel morena, ella se relajó. Reconoció a esa niña con tanta rapidez que hasta ella se sorprendió.

          Nadia.

          Durante su estadía extendida en el desierto iraquí, Joy se encontró con una comuna que la rescató durante una noche de expedición y Nadia fue la única persona que logró convencer al resto de los aldeanos que mantuviesen a la soldado con vida. Esa niña era demasiado inteligente para su propio bien y eso ayudó muchísimo a la ex soldado SEAL. Nadia podía entender el idioma de Joy pero le costaba mucho hablarlo, mientras que a Joy intentaba entender el idioma de la tierra iraquí (el kurdo) con lo poco que Rhina le había enseñado antes. Nadia era una simple niña de once años, con su inocencia y esperanzas en las nubes, muy optimista y curiosa también. Joy tuvo su segundo ataque de pánico con ella una noche y la niña se mostró paciente, indicándole, mediante una canción, que ella se calmase.

          Espera, solo un poco más.

          Joy recordó que el aire no le entraba a los pulmones, pero Nadia continuó cantando.

ENEMY ━━ Chris Redfield ¹ ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora