capítulo #7

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Marinette miró su vestido en el espejo.

Nunca antes había estado en un evento de caridad y no pudo evitar sentirse un poco abrumada por el exceso de prendas. Ella frunció el ceño, sintiéndose un poco deprimida porque no conocería a nadie allí. Además de Adrien, a todos los demás jamás los había conocido.

La chica no pudo evitar sentirse un poco tímida.

Siempre hacía la mayor parte de su propia ropa y estaba muy orgullosa de eso.

Claro, ella no era una diseñadora de moda de alto nivel como Gabriel o Audrey, pero para ella, la ropa que hacía era la mejor del planeta.

Entonces, cuando se trataba de eso, usar ropa diseñada a la moda de alta gama era un sueño hecho realidad, pero al mismo tiempo un poco abrumador.

Esto era algo a lo que tendría que acostumbrarse.

Algo le decía que esto iba a ocurrir muy a menudo.

—-¿Soy parte de la tendencia de mercancías vivientes?— La ojiazul se rió disimuladamente, girandose para mostrarle a su prometido el brillante vestido dorado que fue diseñado por el mismisimo Gabriel Agreste.

—Mostraré un poco de pierna, eso hará que llame más la atención—Ella sonrió, extendió la mano para jugar con el dobladillo que se detenía a la mitad de la rodilla.

Chat Noir miró hacia arriba, resoplando mientras Marinette se paseaba en toda la habitación.

—Definitivamente encajas a la perfección en ese vestido — Respondió, colocando con cuidado el zapatito de Louis y apretándolo firmemente en su diminuto pie.

—Las prendas de Gabriel son de primera. Deberías ver a su hijo— Chat tarareó, mirando de reojo a su chica con una sonrisa arrogante. —Creo que  lo te lo haz topado —

Marinette puso los ojos en blanco.

Este gato.

—Oh, qué modesto de tu parte, Chat Noir. Parece aún más modesto sabiendo que tú eres quien se siente la mejor de sus creaciones — respondió la morena con un gesto de cita al aire — de la mercancía Agreste ... tienes mucho más en común de lo que había pensado inicialmente—

Chat se puso de pie, inmediatamente cogiendo a su pequeño hijo en sus brazos para poder plantarle un pequeño beso en la sien.

—Sabes que te gusta esa mecancia—  bromeó, moviendo las cejas.

Marinette resopló, gimiendo mientras él comenzaba a besar su rostro con amor.

—Chat— se quejó. —¡Vestete!—Ella lo apartó tímidamente antes de que él la sonrojara con todos sus cariñosos besos.

Chat asintió, apartándose sutilmente de su amor.

—Cierto ya es tarde necesito ponerme mi traje—Giró sobre sus talones, dirigiéndose hacia el armario.

Marinette parpadeó, viéndolo irse.

— Te estás olvidando de algo—señaló su atuendo completo.

El rubio se giro brevemente ante el sonido de su voz.

—¿Qué?—Preguntó, inclinando su cabeza hacia un lado.

Iba a agarrar su traje.

—¿Me falta algo?—

Marinette parpadeó, señalandolo.

Como si fuera una señal, su pequeño se comenzó a reír.

Señaló con su dedo a su padre.

—¡Papá eres un Gatito!—Exclamó antes de juntar las manos.

Corazones Heridos Where stories live. Discover now