Falsa Noticia

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—Explícame esto o ya puedes darte por despedido e ir recogiendo tus cosas y largarte de aquí.

Xiao Zhan levantó la mirada hacia los ojos enfurecidos de su jefe. Tenerlo allí, en su despacho, bastaba para dejarlo sin aliento y sin habla. De lejos era muy atractivo, pero de cerca era irresistible.

Le costó un enorme esfuerzo apartar la mirada y fijarse en el periódico que él había arrojado sobre su escritorio. Al hacerlo se le formó un nudo en el estómago.

—Eh... —murmuró, agarrando el periódico—. Yo...

—¿No tienes nada que decir?

—Es que...

—Te estoy exigiendo una explicación, secretario Xiao. Y tus silabeos no me están explicando nada —se cruzó de brazos y Zhan se sintió diminuto en su asiento.

—Yo... —volvió a mirar el periódico, abierto por la sección de sociedad, y leyó el titular. "Wang Yibo se compromete con su secretario personal", y bajo el titular dos fotos, una del empresario, impecablemente vestido con un traje hecho a medida, y otra suya, subido a una escalera de mano, colgando los adornos para preparar la temporada navideña en las tiendas Wang&Tuan—. Yo... —balbuceó de nuevo mientras leía rápidamente el artículo.

Wang Yibo, el joven despiadado del imperio comercial Wang&Tuan, quien la semana pasada llenó los titulares tras despedir a un alto ejecutivo, hombre de familia y sustituirlo por un joven sin responsabilidades familiares, se ha comprometido con uno de sus empleados. Cabe preguntarse si el pasatiempo favorito de este despreciable empresario no será jugar a su antojo con su personal.

O los despide o los desposa.

A Zhan se le revolvió el estómago. No se explicaba cómo había llegado el rumor a los medios de comunicación. Le había contado una mentira a la trabajadora social, pero confiaba en tener un poco de tiempo para deshacer la farsa. Nunca, ni en sus peores sueños, se imaginó que llegaría a verse en esa situación. Y sin embargo allí estaba, leyendo la mentira del siglo.

—Estoy esperando —lo apresuró su jefe.

—Mentí —confesó él.

Wang miró a su alrededor y Xiao Zhan siguió su mirada sobre los montones de recortes distintos de telas, cajas llenas de mostacillas, aerosoles de pintura y accesorios navideños desperdigados por todas partes.

—Pensándolo bien —dijo Yibo, mirándolo de nuevo—, es mejor que no recojas nada y te largues ahora mismo. Pediré que envíen tus cosas por correo.

—Espere, no... —perder su empleo era impensable, tanto como que descubrieran su mentira. Lo último que necesitaba era que los de servicios sociales descubrieran que le había mentido a Zhang JingTong en la entrevista de adopción.

Siguió leyendo el artículo.

Cuesta creer que alguien que fue capaz de despedir a un empleado por dedicarle más tiempo a su familia que al trabajo pueda sentar cabeza y convertirse en un hombre de familia. La pregunta es ¿podrá esta persona del montón cambiar al despiadado joven empresario o será uno más en la larga lista de víctimas que Wang Yibo deja a su paso?

Uno del montón... Sí, así era él.

Incluso al mentir diciendo que estaba comprometido con el multimillonario más sexy de la ciudad se presentaba a sí mismo como un chico del montón.
Tragó saliva y se enfrentó a la airada expresión de su jefe.

—No es más que un rumor de la prensa rosa. Nada que pueda tomarse en serio.

—¿Qué esperabas conseguir con esto? —espetó Wang con dureza—. ¿Tan ingenuo eres que no pensaste en las consecuencias? ¿O lo has provocado deliberadamente?

Un Amor Declarado y PersonalWhere stories live. Discover now