Reinvención

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Yibo asintió lentamente y se recostó en el asiento. Era imposible saber lo que estaba pensando, en el caso de que estuviera pensando algo.

–¿Qué? –le preguntó Zhan-Ge.

–¿Qué pasa?

–Me preguntaba qué estarías pensando –¿en un rubio despampanante, tal vez, o en una hermosa y escultural morena?–. ¿No te parece... extraño todo esto? Apenas nos conocemos, ¿tenías pensado contraer matrimonio alguna vez en tu vida?

–No –respondió el menor tajantemente.

–¿Ni siquiera con la persona adecuada?

–No existe la persona adecuada para mí, más que para un par de días o noches.

Yibo miró a Xiao Zhan y vio la confusión y la crítica en su rostro. Lo que acababa de decirle no era del todo cierto. Lo referido al matrimonio sí, pero no la forma en que se había referido a sus relaciones pasajeras. Por sus palabras parecía insinuar que vivía una pasión desaforada con las personas que pasaban por su vida.

Nada más lejos de la realidad.
Sus amantes habían sido gente tan ocupadas y reacias al compromiso como él. Con los modelos y actrices que lo acompañaban a los actos benéficos nunca se acostaba. Todos eran demasiado jóvenes, ingenuos y soñadores. Las personas con las que se acostaba eran ante todo prácticas y realistas, solo querían un par de orgasmos, nada más. Y eso era lo único que recibían de él, sin fuegos artificiales ni promesas de amor eterno. La mera satisfacción de una necesidad básica.
Pero no había manera de explicárselo a Zhan-Ge sin que sonara aún peor. Nunca se había preocupado por lo que pensaran de él, a pesar de los interminables rumores que circulaban sobre el huérfano chico chino, adoptado con catorce años por una madura y feliz pareja gay para heredar un imperio comercial.

Sin embargo, había algo en los ojos de ZhanZhan que lo inducia a aclarar la imagen que se tenía de él. O al menos a excusarse.

–¿Y tú? –le preguntó para centrar la conversación en Xiao–. ¿Quieres casarte? Después de esto, quiero decir.

–Bueno... —dijo y luego pensó en como responderle—, no pensaba en ello en estas alturas de mi vida.

–Todas las personas a tu edad piensan en ello.

–Eso es generalizar mucho, y además no lo sabes. Yo no pensaba en casarme.

–¿Por qué no?

–Porque estoy demasiado ocupado intentando descubrir quién soy. En mi pueblo natal todos tenían una idea deliberada de mí, de quién era y de lo que era capaz. No me refiero solo a mis padres, sino a todo el mundo. Me vine a vivir aquí para descubrirme a mí mismo sin tener que responder a las expectativas de nadie.

-Una búsqueda muy noble –observó Wang. E interesante, teniendo en cuenta que él hacía lo mismo. Al menos a un nivel superficial. No tenía interés en encontrarse a sí mismo, significará lo que significará eso, pero la idea de cambiar las percepciones ajenas sí le resultaba muy sugerente.

–No tanto –dijo Xiao Zhan–. Es solo el deseo de ser visto como algo más que un imbécil astuto.

–No creo que la gente piense eso de ti.

–Pues lo hace. Me quitas el poco maquillaje que ocupo, me despeinas el cabello...y ya tenemos al estúpido de turno. Y la verdad es que no creo haber evolucionado mucho, salvo que ahora presento una imagen más refinada.

–¿Refinada o llamativa?

–Sea como sea es muy eficaz para confundir a los demás, ¿no crees?

Un Amor Declarado y PersonalWhere stories live. Discover now