Princesa

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—Vamos a adelantar el matrimonio a la semana que viene —Yibo entró en el pequeño despacho de Zhan—. El martes al mediodía.

Algo extraño, teniendo en cuenta que lo había ignorado todo el día anterior y que se había pasado la noche en la oficina. Xiao Zhan había tenido que conducir el mismo hasta Wang&Tua aquella mañana y seguía molesto por la desaparición del menor. Sabía por qué lo había hecho. Estaba muerto de miedo. Pero él se había imaginado cosas horribles, como que había sufrido un accidente de tráfico y que estaba agonizando en alguna vereda. Lo había llamado por teléfono, pero no había obtenido respuesta y el orgullo le impidió repetir la llamada más de cinco veces. Al final se fue a dormir a la cama de Yibo y aspiró el olor que impregnaba la almohada. Al parecer, el sexo lo ponía sentimental.

—No puedes adelantar una fecha que no está programada —repuso él en tono irónico—. Y en cualquier caso, es demasiado pronto.

—No, no lo es. Es hora de que acabemos con esto. Mi casa no es una pensión.

Sus palabras fueron tan hirientes como una bofetada en el rostro.

—No, claro. Disculpa por haberme hecho una idea equivocada. Pero en mi defensa debo mencionar que no deberías haber puesto un mostrador de recepción con una campanilla junto a la puerta.

—Zhan-Ge...

—Yibo... —respondió él, imitando su tono.

—Sabes lo que quiero decir.

—Sí, que estás siendo ofensivo y grosero. ¿Es eso? Porque lo has dejado muy claro.

—Quiero decir que esto no es permanente.

—Eso ya lo sé. No dejas de recordármelo.

—¿Quieres conseguir la adopción lo antes posible, o prefieres continuar con esta rutina?

—Quiero conseguir la adopción.

—Me lo imaginaba.

—Así que vamos a casarnos el martes que viene... ¿Qué hay de la adopción?

—He donado una generosa cantidad de dinero a los servicios sociales. Eso facilitará el resto del proceso.

—¿Has comprado la adopción?

—Más o menos. Si descubren algo terrible sobre nosotros no lo tendrán en cuenta.

—¡Esto sí que está bueno! —exclamó el mayor, fuera de sí. Se levantó y apartó la caja de adornos con una patada—. Tuve que trabajar durísimo para demostrarles que podía ser un buen padre, todo porque era soltero y vivía en un departamento diminuto. Pero tú, en cambio, puedes pasearte por ahí sin preocuparte por tu mala reputación ya que tienes dinero de sobra para lavar tu imagen.

—Lo siento si eso te enfada, pero supongo que se te pasará al saber que todo acabará pronto.

ZhanZhan se llevó la mano a la boca y se sentó en el borde de la mesa.

—Tienes razón. MeiLing va a ser mi hija —volvió a levantarse y rodeó a Yibo con los brazos—. Muchas gracias.

El menor permaneció inmóvil, muy rígido, mientras él lo besaba en la mejilla.

—Hoy no tengo brillos.

—Mejor —murmuró Wang, apartándose.

—¿Asistirán tus padres a la boda?

Yibo tardó unos segundos en responder.

—Habrá que invitarlos. Preferiría no mentirles.

—No quiero que nadie lo sepa. Ya sé que estoy siendo egoísta, pero si algo pone en riesgo la adopción...

Un Amor Declarado y PersonalWhere stories live. Discover now