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mini maratón 2/2❞

DAFNE

❁══════❁

Quedan quince minutos antes de que Mateo llegue, por lo que me siento en el suelo y reviso que he cogido todo.

Una vez lista y con cinco minutos de sobra bajo al salón.

— ¿Estás preparada?

Mi padre nos va a llevar hasta el estadio.

— Sí — respondo mientras miro el móvil.

En ese momento llaman a la puerta y sé que es él.

— Vale, vamos — coge las llaves del coche de la mesilla y salimos fuera.

Mat al verme intuye a donde nos dirigimos y yo observo su vestimenta, celebro en silencio que lleve puesta la remera de La Boca.

— No lo dirás en serio — me mira de arriba abajo con una sonrisa.

— ¿Te lo ibas a perder?

— No me creo que mi novia sea del River.

Entramos al coche y nos ponemos en marcha hasta el estadio.

— Somos muy goals — bromeo acurrucándome.

Mateo carcajea mientras me pasa el brazo por la cintura.

— ¡Eh! Que corra el aire ahí detrás — avisa mi padre que nos está mirando desde el retrovisor.

Me cuesta apartarme pero lo hago.

— ¿Qué tienes pensado hacer por las vacaciones de Navidad?

— ¿Por qué lo dices?

— En diciembre tengo varios eventos y pasaré todo el mes allí.

— ¿En España? — pregunto sorprendida.

— Sí, ¿irás tú también?

— No sé...

Después de lo que pasó con Sofía y César la verdad es que no tengo ganas de ir porque es inevitable que les vea, al fin y al cabo pertenecemos al mismo grupo.

— Tienes que ir Dafne, le prometí a tu madre que irías siempre que pudieses — interviene mi padre.

Tiene razón, no puedo desaprovechar las pocas ocasiones que tengo de ir a visitar a mi madre por esos dos idiotas.

— Supongo que tendré que ir — reflexiono.

Llegamos a la hora prevista pero aún así hay largas colas para acceder a La Bombonera así que nos colocamos en una de ellas, la más corta.

— ¿Estaremos dentro antes de que
empiece el partido? — cuestiono dudando al ver tanta gente.

— Eso espero — responde mi padre mirando el reloj.

Con suerte es así, a las nueve menos cinco ya estamos dentro.

— Gracias por traerme — me mira visiblemente contento.

— De nada, pero Boca perderá — le doy un pico y rio ante su reacción.

— No te lo crees ni tú — sonríe negando con la cabeza.

٭٭٭

Efectivamente, no me lo puedo creer, tres a uno han quedado.

Estamos de vuelta en el coche regresando a casa mientras Mateo está intentando consolarme por haber perdido y eso me hace enojar el doble.

— ¿Vas a estar de morros todo el viaje? —  se está divirtiendo el muy sinvergüenza.

— Siempre se pone así cuando pierde el equipo que apoya — explica mi padre desde el asiento delantero.

Les fulmino con la mirada a los dos aguantándome las ganas de enseñarles mi dedo corazón.

— Oh, pobrecita — se burla Mateo.

— El segundo gol no debió subir al marcador, ¡estaba en fuera de juego!

Este ríe y se me acerca hasta estar prácticamente pegado a mi oreja.

— Estás muy adorable cuando te enfadas, que pena que tu padre esté ahí delante y no te pueda comer a besos para quitarte el cabreo — susurra.

Me quedo boquiabierta e instantes después noto sus labios en mi mejilla en un casto beso.

— Para ser nuestra primera cita no ha ido nada mal, ¿tú que opinas? — pregunta cuando se separa.

Le miro enfadada y él me guiña el ojo.

Suspirando miro por la ventana, cada vez me gusta más y no lo puedo frenar.

en mis venas; truenoOnde as histórias ganham vida. Descobre agora