24

49 4 8
                                    

Aoi

En verdad pensé que regresar y ver a todos iba a ser terriblemente incómodo, darme cuenta de lo mucho que habían cambiado sus vidas, sus dinámicas e incluso la manera en la que bromeaban o hablaban los unos con los otros. Sin embargo, parecía que nada hubiera cambiado en ocho años, ni bien los chicos se fueron para acompañar a Shou al burdel, algo que me parecía sumamente fuera de lugar, Ruki comenzó a reñir a Sakito sobre la famosa caída por las escaleras, de tal forma que terminaron por salir al patio a gritarse con mayor libertad.

—¿Seguro que son adultos funcionales? —Pregunté mirando la puerta por la que ambos habían salido con rapidez.

Nao suspiró con pesar, mi amigo lucía diferente a como lo recordaba, sin dudar sus rasgos eran los mismos, pero su mirada reflejaba conocimiento y una experiencia que supuse solo podrías obtener viviendo en el extranjero, bajo situaciones mucho más precarias que las que jamás tendría que afrontar en Japón. Me di cuenta que lo admiraba muchísimo por la clase de trabajo que desempeñaba, el alma caritativa que tenía, mientras mi trabajo parecía ser mucho más banal a comparación del suyo. Aunque las circunstancias hubieran sido diferentes, estaba seguro que yo jamás hubiera podido hacer lo que él hacía. Podía notar que se sentía preocupado por algo, su mirada lucía cansada.

—¿Estás bien? —Le pregunté al no obtener respuesta.

Nao iba a contestar pero Reita se adelantó, estaba observando por la ventana el intercambio entre Ruki y Sakito. Se devolvió con nosotros y se sentó a mi lado en el sillón para dos personas, subió los pies a la pequeña mesa de centro.

—Es toda esta tontería de Sakito y las escaleras, ¿verdad? —Miró a Nao con seriedad—. No me creo una palabra, solo no entiendo ¿qué pasó?

—No sé si me corresponda decírselos, Sakito no quiere que sepan —Se apresuró a contestar el otro.

—¿No quiere que sepamos nosotros o Shou? Porque parecía muy contento de creer que se había caído —dijo Reita con un deje de amargura que se me hizo extraño, parecía estar muy enojado con nuestro amigo y yo no alcanzaba a entender por qué.

Bufé—. No entiendo —dije llamando la atención de los otros dos—. ¿Qué pasa entre los dos?

Reita se recargó en el sillón echando la cabeza hacia atrás y mirando al techo—. Terminaron muy mal por culpa de Shou y sus vicios —fue todo lo que dijo.

Miré a Nao quien veía el piso como si fuera lo más interesante del mundo. Me giré a mi alrededor poniendo verdadera atención a la casa por primera vez, parecía no haber cambiado mucho a lo largo de los años pero al poner atención en los detalles, podía notar el abandono de esta. No había una sola cosa que pareciera en su lugar y de haberla esta se encontraba empolvada y en desuso; había mas botellas de alcohol de las que estaba seguro una sola persona podía consumir y todas ellas con el contenido a la mitad. En la cocina, a pesar de haber trastes limpios en su mayoría parecían ser vasos, nunca platos y estaba completamente seguro que si iba al refrigerador tampoco encontraría mucha comida. Había dejado que Uruha viviera con un alcoholico, un deje de culpa me invadió, ¿por qué había escogido hacerlo para empezar?

—¿Recibió ayuda? —Dije sin pensar, ambos me miraron sin entender—. Shou, ¿habló con alguien de lo que pasó?

Nao sonrió amargamente—. No quiso, a pesar de que nos lo recomendaron a todos y fue obligatorio para ellos por la corte. Logró zafarse —explicó—, pensamos que estaba bien hasta ahora que todo explotó con Sakito. Al menos a mi nunca me dijo nada, estaba un poco lejos como para poder hablar, tal vez —parecía arrepentido.

—Shou nunca habla —dijo Reita aun molesto—, no sabíamos que estaba tan mal. Es solo que...

—Sakito no quiso seguir ocultándolo —terminé, esta vez ambos me miraron con sorpresa. No los estaba juzgando de ninguna forma, no podían saber lo que Shou estaba pasando, yo mismo no lo sabría si no fuera porque el patrón sonaba terriblemente familiar a lo que había vivido con Kouyou, yo había recibido ayuda de alguien externo que me había dicho que hacer. Y solo lo había logrado cuando la vida de mi novio estuvo en serio peligro. Sentí un sabor amargo al pensar que Sakito podía haber estado tratando de esconder lo que en realidad pasaba, yo lo había hecho, me había dicho una y otra vez que todo estaría bien, que mi amor sería suficiente para salvarlo, pero no lo fue—. Lo que sea que le haya pasado a Sakito, no quiere decirlo porque tiene miedo que aquello termine por destruir a Shou.

2Fast, 2Beautiful [The Gazette]Where stories live. Discover now