31

51 5 16
                                    


Sakito

Lo vi atravesar la pared, lo vi chocar el auto, lo vi bajar del Ferrari, tenía el cabello despeinado y una mirada que recordaba de hacía mucho tiempo, casi había olvidado que existía ese aspecto salvaje de él, esa forma en la que se erguía y lo hacía parecer más alto de lo que en realidad era. No parecía un héroe bajando de su corcel, aunque para mucho podría ser así, mas bien parecía una bestia contenida en una enorme jaula de metal.

Fue extraño el sentimiento que tuve al verlo, era tristeza porque sabía que si se había atrevido a hacer tal cosa era porque sabía lo que Byou había hecho conmigo. Aunque tal vez no podía imaginar ni siquiera la magnitud en la que ese hombre me había roto en mil pedazos. Durante toda la semana me había repetido una y otra vez que no era nada que no hubiera hecho ya, sin embargo, el sabor era amargo, era tortuoso. También sentí un extraño alivio en el pecho, verlo ahí significaba que tal vez, las cosas podrían terminarse de una vez, que no tendría que volver a sentir las manos de Byou sobre mi cuerpo, aun si cada vez que cerraba los ojos veía su terrible sonrisa.

Shou bajó del auto dando un portazo, no tenía ninguna expresión en el rostro, ladeó la cabeza para tronar su cuello, había salido ileso de la colisión. No era ningún milagro, había calculado la fuerza exacta que necesitaba para llevarse al auto de Byou de por medio sin lastimarlos a ambos, Shou no estaba planeando hacerle daño al otro por el choque, eso solo era puro alardeo.

Me quedé parado a mitad de las escaleras, Kai junto a mi, ambos estáticos, verdaderamente impresionados por lo que acababa de pasar, una repetición de hacía ocho años. Aunque yo no había visto la primera colisión la había sentido, cuando tiraron la pared de la mansión, esta tal vez había sido menos impresionante pero había sido perfectamente calculada.

—Vaya —gritó Byou saliendo del auto, se tambaleó ligeramente. Era claro que no se había esperado el choque e incluso su voz había temblado. No lo culpaba, la forma en la que Shou lo miraba era aterradora, ademas que solo estaba iluminado por la luz proveniente de afuera, de los autos y del piso de arriba, todo esa parte de la casa no tenía electricidad—, ya probaste tu punto Shou, pero, ¿qué crees? De todas formas no hay nada que puedas hacer o ¿vas a matarme? ¿Sabes cuánto he esperado para estar frente a ti, por fin? —sonrió.

Sentí un nudo en la garganta que me impidió hablar. Byou no se había cansado de repetirlo, su verdadero blanco siempre había sido Shou, todos los demás éramos solo peones en su absurda venganza. Byou solo tenía una cosa en mente, matar al asesino de su padre, fuera el medio que fuera. Quería moverme, hacer algo, solo pude quedarme ahí como un espectador de la terrible escena, fue cuando notamos que había movimiento en el pasillo de arriba, pensé por un momento que sería Sujk, sin embargo por primera vez en años, Mana estaba parado en la cima de la escalera.

Me aferré al brazo de Kai, este negó soltándome—. Quédate aquí —dijo en voz baja para no interrumpir a Shou o distraerlos.

Negué con pánico.

—Reita llegará a tiempo —aseguró y comenzó a subir las escaleras. Mana sonrió, caminó por el pasillo esperando a que Kai lo siguiera, lo que fuera que tuviera preparado no iba a suceder ahí.

Regresé mi vista a los dos de abajo, quienes parecían estatuas, ninguno de los dos se atrevía a moverse sabiendo que el mas mínimo movimiento podría ocasionar un desastre.

—Ya me tienes aquí, ¿qué es lo que vas a hacer tú? —Preguntó Shou con voz profunda, una voz que tampoco usaba regularmente. Casi siempre que hablaba parecía cansado o soltaba algún extraño comentario, en ese momento sonaba ronca y alucinante.

2Fast, 2Beautiful [The Gazette]Where stories live. Discover now