Capitulo 1: No hay candidatos

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Tierras Fergusson

Camino entre la multitud dirigiéndose al castillo, alejándose de la música, los gritos y la alegría del festejo. Tomó una de las copas de la bandeja de un sirviente que pasó a su lado y siguió su camino, dejando todo atrás.

Se adentró en la sala y aun sumergido en su propia mente, se sentó a la mesa, dejando la copa ante él y mirando entonces el liquido ámbar que había en su interior.

Debería estas fuera con los demás, celebrando que su hermana pequeña era feliz, que estaba formando su propia familia

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Debería estas fuera con los demás, celebrando que su hermana pequeña era feliz, que estaba formando su propia familia. Debería estar acompañando a Connor, que había aceptado lo que la vida le había ofrecido y ahora era feliz.

Pero estaba alli, solo, alejado de todos, porque verles, le atormentaba.

Ver a las gemelas con sus hijos y sus maridos, que las consentían en lo que podían, a Javrik bailar con Isobel, haciéndola sonreír a cada instante, saber que Kristal estaba arriba dando a luz a su segunda hija, seguramente con el Frío a su lado, apoyándola. Escuchar a Ayleen torturar a Kurgan, pero verla sonreír a escondidas después de meterse con él. Connor y Lexia, bailando con su hija entre risas, mientras Kendrick estrechaba su hermana pequeña entre sus brazos con una sonrisa. Ver a Lucien, Lucien que había sido como él, ver su cómo sus ojos buscaban constantemente a Clere, como la mirada como si fuera lo único en su mundo, como acariciaba su tripa, con la felicidad completa reflejada en su rostro.

Ver lo que él no tenía.

Alzó la mano y la paso por su rostro, después tomó la copa y la vació de un solo trago, sintiendo como el liquido bajaba por su garganta. Había venido a la ceremonia, esperando encontrarla aquí, queriendo verla, acercarse a ella, pedirle un baile. Quería cruzar esa distancia que les separaba, esa distancia que no sabría decir cuando se había hecho tan grande.

¿Cuando se habían alejado tanto?

Coira siempre había sido su debilidad, adoraba cazar con ella, verla reir cuando las gemelas o Ayleen hacían de las suyas- Se sentía invencible cuando ella lo miraba, como si fuera especial, cuando bajaba las escaleras corriendo, dispuesta a lanzarse a sus brazos.

Pero había cambiado, todo había cambiado. Ahora estaba lejos, demasiado lejos y cuando intentaba acercarse a ella, mas se apartaba y se alejaba. Parecía que hubiera construido un muro a su alrededor, un muro que le excluía a él.

Quizás él tuviera la culpa. Todo había cambiado cuando había pasado la temporada con la guardia de la corte. Allí todo era diferente. Y cuando había regresado, había cambiado. Su cuerpo había cambiado, pero también su forma de ver la vida. Fue alli, antes de regresar a casa, donde una de las jóvenes damas de la reina, que había enviudado no hacía mucho, se había abalanzado sobre él y le había enseñado lo que era el placer.

Al volver a casa, había podido ver como las mujeres le miraban, como se insinuaban a él, como le deseaban. Y entonces su padre le había prevenido sobre cometer un error que le atara para el resto de su vida y con una inmensa sonrisa, le había comunicado como habían empezado a llamarle en la corte. El Deseado.

Los Hijos de las Highlands 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora