Capitulo 16: Una invitada

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Se movió por la cocina con el cuenco en su mano, pasando junto a Tahita y extendiendo la mano para robarle un trozo de manzana y llevarla a su boca.

-Si sigue comiendo todas los trozos que prepare no acabaremos nunca la tarta -la mujer giró el rostro para seguirla con la mirada, con una sonrisa divertida.

-No puedo resistirme -riendo Coira rodeó la mesa, hasta pararse ante la masa que había estado preparando unos minutos antes. Dejó el cuenco con la crema preparada y tras tomar una cuchara comenzó a removerla.

-¿Pastel de manzana de nuevo? -Alec se paró en la puerta de la cocina mirandola con una inmensa sonrisa.

-¿Alguna queja? -ella le miró con altivez -Me sale delicioso.

-Cualquier cosa que prepares esta deliciosa -el respondió, mirandola fijamente y caminando por la cocina despacio, acercándose.

-Iré por mas manzanas -Tahita les miró con una sonrisa -Harán falta -y guiñó el ojo a Coira y salió por la puerta trasera, dejándolos solos.

-¿Que le traer por la cocina señor MacClain? -Coira le miró divertida, mientras dejaba el cuenco en la mesa y limpiaba las manos en su delantal.

-Quería saber que la tiene tan ocupada que no ha salido a ver si tenía sed -Alec apoyó los dedos en la mesa, deslizándolos por la superficie mientras se acercaba lentamente.

-Mandé a varias sirvientas con agua y algo de comer -ella respondió dando un pequeño paso tras la mesa.

-Ah, pero yo esperaba que fueras tu -y en una zancada estuvo sobre ella, con sus brazos envolviendo su cintura y tirando de su cuerpo contra su pecho, aprisionándola contra él mientras ella reía.

-Te mancharas -Coira alzó el rostro para mirarle, aun riendo.

-No me importa -inclinó su rostro hacia ella y la beso, lentamente, adentrándose en su boca, mientras sus manos bajaban apretando su trasero. Después se apartó unos centímetros, sin que sus manos se alejaran del lugar donde se habían asentado cómodamente.

-¿Habéis terminado? -Coira preguntó mirándole mientras movía las manos sobre su pecho.

-El muro perimetral está terminado -Alec asintió -Estas tierras tienen su delimitación y quien la cruce sin ser bienvenido, se las verá con el rey.

-Lo que has hecho en estas semanas es....-ella le miró a los ojos.

-Lo que hemos hecho -Alec acercó su rostro, rozando sus narices -Lo hicimos juntos.

Y entonces el movió su nariz por su rostro, bajando por su mandíbula, hasta pararse en su cuello y besarlo despacio.

-Eje -un carraspeó hizo que se separaran, mirando hacia la puerta de la cocina, donde Randal estaba parado con la vista desviada hacia un lado -Señor, un carruaje y escoltado se ha adentrado en las tierras.

-¿Un carruaje? -Alec frunció el ceño.

-De la corte señor -Randal asintió.

-Vamos, iremos a su encuentro -Alec asintió, miró a Coira que le observaba todo preocupada -No pasa nada, quizás sean Elsepth o Constance.

-Tened cuidado -Coira habló mirando hacia la puerta y suspiró.

Fijó la vista en la mesa, en la masa del pastel y se mordió el labio con una leve sonrisa.

En estas tres semanas todo había estado calmado, no habían sufrido ningún otro atentado, no habían vuelto a ser molestados por Brandbury, Lachlan se estaba recuperando y poco a poco sus visiones estaban regresando. Aunque no podría decir si eso era bueno o no. En los días que él había estado "ciego", le había visto relajado, descansado y podría decirse que feliz. Pero cuando algunas de sus visiones habían comenzando a regresar, había vuelto un poco de esa oscuridad que le rodeaba, esa soledad en la que se encerraba.

Los Hijos de las Highlands 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora