Capitulo 12: A ti

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Despertar con su olor, su sedosa piel, con su cuerpo pegado al suyo, era la mejor sensación que Alec había tenido en su vida. Nada podía igualar el tenerla dormida entre sus brazos, desnuda a su lado, con las sabanas enredadadas en sus piernas.

Coira estaba recostada de lado, delante de él, con la espalda contra su pecho y la cabeza apoyada en su brazo. Su melena de rizos negros se esparcía dejándole el suave olor a ella. Se removió, pegándose mas a ella, acercando los labios a su hombro acariciándolo con su boca, mientras su mano se movía de su cintura, bajando por su pierna, trazando suaves líneas con sus dedos.

Tenerla confiada entre sus brazos, relajada contra su piel, lo hacía desear aun mas despertar así por el resto de su vida.

Sintió el momento exacto en que ella despertó, porque su cuerpo se tensó, aunque no trato de apartarse de él. Deslizó los labios de su hombro por su cuello, mientras se acercaba mas a ella.

-Relájate -siguió acariciando su pierna suavemente, subiendo hasta su muslo y bajando de nuevo.

-No tendría que haberme quedado dormida -Coira se sonrojo mordiéndose el labio al sentir la lengua de él en su cuello.

-Yo creo que estas muy bien donde estas -y Alec alzó su pierna, moviéndola hacia atrás para apoyarla sobre su cadera -Solo disfruta el momento cariño. -y se deslizó en ella despacio, haciéndola arquearse mientras gemía.

Coira alzó la mano aferrándose al brazo que ella estaba usando como almohada, jadeando al sentir como la estiraba, como despacio avanzaba en ella. Todo desapareció, los sonidos de los pájaros cantando fuera, el de algunas espadas de guerreros entrenando, solo estaba ella, ella y la sensación del cuerpo de Alec moldeado contra su espalda, mientras estaba en su interior.

-¿Estas bien? -él preguntó con voz ronca, moviéndose un poco más, terminando de adentrarse en ella.

Gimió, asintiendo, incapaz de hablar. Y entonces él se movió y ella contuvo el aliento arqueándose en su busca y alzando la otra mano hacia atrás, aferrándose al brazo que él tenía sobre su cintura, presionando.

Solo pudo desde ese instante, ser consciente de como sus cuerpos se movían, como su piel se rozaba con la de él, mientras lamia y mordía su cuello, su mano aferrándose a su cintura, anclándola en cada movimiento que hacia vibrar su interior. Los gemidos de ambos se mezclaron en la habitación hasta que ella estalló en gritos, mientras Alec gruía junto a su oreja.

Y su cuerpo se deshizo entre sus brazos, derrumbándose ante el placer, mientras su respiración se calmaba y sus ojos se cerraban por si solos.

-Te amo -Alec le susurró al oído acariciando su mejilla con la nariz. Suspiró observando sus ojos cerrados, volvió a besar su hombro y tiró de la sabana cubriéndola, para después salir de la cama.

Se ocultó tras el biombo de madera, vertiendo algo de agua para refrescarse y se vistió. Cuando salió de su intimidad, se quedo parado ante la cama, observándola. Recorriendo su cuerpo, hasta pararse en su rostro. Pasó la mano por su pelo y se dirigió a la puerta, saliendo y cerrando tras él.

Bajó las escaleras y atravesó la entrada, nada más salir vio a Randal en el centro del patio organizando al grupo de hombres con los materiales para terminar la reparación de la muralla.

-¿Como vamos? -preguntó acercándose a su hombre.

-Casi terminada -Randal le miró y frunció el ceño-¿Está bien señor?

-Si -Alec asintió -Cuando terminen que se tomen el resto del día de descanso. Mañana levantaremos la nueva muralla en el límite de las tierras.

Los Hijos de las Highlands 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora