Capitulo 15: Un día especial

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Estaba sentada en la silla, inclinada sobre la cama con sus brazos cruzados y la cabeza apoyada en ellos. Sus ojos se había cerrado poco después de amanecer, después de que Alec insistiera en que fuera al castillo a comer algo y tomar un baño. Y tras unos minutos de discutir, el había suspirado y se había marchado al castillo, para supervisar a los hombres, dejar ordenes y traer comida y ropa para ella.

Ese muro que había construido alrededor de sus recuerdos, los recuerdos del Alec que la abrazaba y la cuidaba, se había resquebrajado esa noche, cuando había atizado el fuego para mantener la casa calienta, cuando la había cubierto con la manta y abrazado, obligándola a descansar sobre su pecho, aunque no había conseguido que se durmiera. Cuando había acariciado su espalda y al amanecer, cuando tras darse por vencido al no convencerla para que fuera al castillo, la había besado, diciendo que dejaría todo dispuesto y regresaría.

En el silencio de la mañana, su cuerpo se había visto vencido por el sueño y finalmente se había inclinado sobre la cama, junto al brazo de Lachlan, dejando que sus ojos se cerraran.

Una leve caricia en su pelo la hizo despertar y al alzar la cabeza, sus ojos somnolientos parpadearon varias veces, viendo a Lachlan despierto, mirandola.

-No tendrías que haberte quedado toda la noche -él movió el brazo, volviendo a apoyarla sobre la cama.

-No pensaba dejarte solo -Coira movió la mano por el colchón hasta tomar la mano de él -¿Como te encuentras?

-Bien -el respondió y al ver como lo miraba fijamente, suspiró -Cansado, estaré así unos días, mientras mis visiones van regresando poco a poco.

-Eso ya lo sé -ella se acercó a él, mirandolo a los ojos -Y no es eso lo que he preguntado. ¿Como te encuentras tu Achichan? -alzó la otra mano y la colocó en su pecho -Aquí. -al ver que desviaba la vista, alzó la mano y tomo su rostro obligándole a mirarla -¿Que viste? ¿Que fue tan... desesperante para ti, para llevarte a provocarte este sufrimiento?

-No hay muerte, tranquila -la miró con cansancio -Pero ver cosas y saber que no puedo cambiarlas... que no puedo hacer nada, hasta que ocurran...

-Entonces hazlo -negó con la cabeza, con las lagrimas en sus ojos.

-No puedo, no debo -se incorporó en la cama, apoyando la espalda en el cabecero -No puedo cambiar el destino Coira. Simplemente el transcurso del camino, pero si algo debe ocurrir ocurrirá y a veces es mejor dejar que suceda a interferir y sea peor la situación.

-Lachlan -y ella se inclinó sobre él y le abrazó, entonces él alzó sus brazos y la estrechó entre ellos. Cerró los ojos con fuerza, reconfortándose en el cariño y la preocupación que ella sentía por él.

Alec se paró en la puerta de la habitación, observándoles en silencio y cuando Lachlan abrió los ojos y le vió, ambos se miraron fijamente. El Deseado asintió hacia él y Lachlan le correspondió, apartándose de Coira y señalando con la cabeza en la puerta.

Ella se giró y le miró con una leve sonrisa, lo que hizo que Alec caminara hacia ella.

-Tienes un vestido que me ha dado Tahita en la sala y deje algo de comida -se paró junto a ella y coloco la mano en su hombro, después miró a Lachlan -Me alegra que estés despierto. ¿Como te encuentras?

-Bien -asintió y mirándole -¿Te has quedado aquí?

-Por supuesto -Alec asintió, moviendo la mano por el cuello de Coira, acariciando la suavemente.

-Voy a cambiarme de ropa y te traeré una bandeja con un suculento desayuno -Coira se incorporó, mirando a Lachlan con una sonrisa.

-Puedo levantarme -el le sonrió.

Los Hijos de las Highlands 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora