Capitulo 8: Deseo

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Lachlan dio un último golpe a la espada, se giró y la sumergió en el cubo de agua y alzo el rostro para mirarla. Se apartó del cubo y se deshizo de sus guantes dejándolos sobre la mesa.

Caminó hacia ella en silencio y se sentó a su lado, en la escalera.

-¿Te escondes aquí? -habló en voz baja, mirando al frente. Coira no respondió, se inclinó hacia el lado, apoyando la cabeza en su hombro y suspirando. Lachlan alzó su brazo y la rodeó con él, abrazándola contra su cuerpo -Todo va a estar bien.

-Es hora de volver a casa ¿verdad? -ella habló removiendo su cabeza sobre el hombro de ella-Por eso no te interpusiste en mis planes, sabias que volvería a casa pronto, sin haberlo logrado.

-Te dije que conseguirías lo que deseas -Lachlan alzó la mano y tomó su barbilla, obligándola a mirarlo -Y yo nunca miento.

Unos pasos resonaron en la silenciosa forja, haciendo que Lachlan sonriera levemente, aun con la mirada puesta en ella.

-Hola -la voz de Alec hizo que ella se tensara, Lachlan le miró y asintió.

-Sera mejor que regrese al castillo -Coira se apartó de Lachlan se incorporó, sacudiendo su falda, dio un paso al frente y se encontró con el ante ella. Alzo el rostro, mirándole con la barbilla en alto.

-Me gustaría hablar contigo -Alec habló mirandola a los ojos fijamente, entonces sus ojos se posaron tras ella -A solas.

-Tengo que entregar unas espadas -Lachlan se acercó a la mesa y tras tomar las armas, paso junto a ella que lo miró sorprendida y después junto a Alec que le agradeció asintiendo.

-¿A dónde vas? -Coira lo miró salir por la puerta -¡Lachlan!

Ella dio un paso tras él y Alec se movió interponiéndose en su camino. Se miraron el uno al otro, en silencio.

-Coira -Alec alzó la mano para acariciar su rostro y al ver que ella fruncía el ceño, la dejo caer de nuevo -No puedo dejar que hagas lo que estas planeando.

-¿Disculpa? -ella lo miró con las cejas alzadas.

-No puedo dejar que destroces tu vida -Alec suspiró -¿Es que no lo entiendes? Te verías obligada a casarte con un hombre al que no amas.

-¿Es que no me oíste Alec? -ella negó con la cabeza levemente -¿Por qué crees que vine hasta aquí? ¿Crees que no pensé en todo? Regresare a casa y simplemente olvidare este lugar. Y sabes que mi padre jamás me obligara a casarme con alguien que no quiero.

-No puedo creer que estés hablando enserio -paso ambas manos por su pelo inspirando aire profundamente -¡¿De verdad?! ¡¿Estas dispuesta a dejar que cualquier tío te...?! ¡Por Dios! ¡¿Crees que no se correrá el rumor?!

-¡Un momento! -ella dio un paso hacia él, mirándole molesta -¡Yo no voy a dejar que cualquiera me toque! ¡¿Piensas que soy como tú?! -y cuando ella le gritó el parpadeo dando un paso atrás -Yo busco al padre de mi hijo Alec. Un hombre que me guste, que me atraiga, alguien que me haga confiar. Quiero disfrutar en sus brazos, no dejar que cualquiera disponga de mi cuerpo. -le miró haciendo una mueca -Yo no soy como esas viudas con las que tú te diviertes.

-Coira yo...-confuso dio un paso hacia ella.

-¡No! -alzó las manos -Déjalo Alec, basta. -lo miró con decisión -Voy a ser madre, voy a continuar con mi plan y si no estás de acuerdo entonces márchate. Tengo derecho a decidir por mi vida, es lo que quiero y...

Pero Coira Bukchaman no pudo terminar de hablar, porque Alec MacClain se abalanzó sobre ella, las manos sujetaron sus brazos y la boca se poso en las suyas. Sus labios se unieron, un toque suave, lento, sus labios amoldándose. Entonces Alec separó sus labios, volviendo a cerrarlos una última vez sobre los de ella y después se apartó despacio, mirandola.

Los Hijos de las Highlands 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora