Teacher (OFFGUN)

Capítulo 4

El tan esperado día llegó: martes, 12 de marzo; tiempo de hacer el extraordinario y poner a prueba todo lo que el profesor le enseñó en estas últimas tres semanas.

Después de sacarle punta a su lápiz y acomodarlo junto con su borrador, sacapuntas y lapiceros en el pupitre, Gun estaba listo para poner su perezoso cerebro a trabajar. Las instituciones básicas para antes de realizar el examen fueron dadas por el maestro a cargo y le tiempo límite para realizarlo comenzó a correr.

El rubio colocó su nombre completo en el espacio indicado y después sus manos comenzaron a sudar. Estaba muy nervioso.
«Vamos, Gun, tu puedes», se alentó mentalmente. «No quieres otros seis meses con Míster Jumpol… O quizás sí». Sacudió un poco la cabeza para alejar sus tontos pensamientos sin sentido. «No, por supuesto que no quiero», se dijo. «Míster Jumpol no es tan malo como creí, pero sin duda no quiero repetir el semestre. Suficiente he sufrido ya … Aunque, por otro lado, si apruebo entonces las clases extra con él se habrán acabado», añadió con algo de tristeza. «¿Y eso qué? No me importa, mejor para mí», contraatacó su parte racional. «Y lo que también sería mejor para mi es comenzar con el examen y dejar de estar discutiendo internamente conmigo». Respiro profundo para alejar los nervios y poder comenzar «Vamos, Atthaphan, concent… Uy, una mosca».

[…]

10:35 a.m.

Era la hora del almuerzo, y como siempre, Gun buscó con la mirada a sus mejores amigos por la cafetería.
Sonrió al ver como Namtan agitaba la mano en el aire para que él pudiese encontrarlos.
Fue hasta donde ellos y se sentó en la banca incluida con la circular mesa.
—Hola, chicos —saludó, sonriente.

—¿Qué tal te fue en el extraordinario? —cuestiono Win, mientras llevaba una papa frita a su boca.

El rubio se encogió de hombros.
—No estoy seguro —admitió—. Creo que fue algo difícil y que respondí mal la mitad de las preguntas, pero igual no lo sabré hasta dentro de una semana.

—¿Cómo puedes estar tan relajado? —cuestionó Namtan ahora, quien se encontraba limpiando una manzana contra su blusa.

Gun se volvió a encoger de hombros.
—No me sirve de nada estar estresado —dijo, mientras tomaba su hamburguesa y la elevaba hasta la altura de su boca, apoyando los codos sobre la mesa—. Así que solo me relajo y dejo pase lo que tenga que tenga que pasar —Dicho esto, dio la primer mordida a su almuerzo.

—Muy cierto —apoyó el rizado, antes de chocar el puño con él.

Namtan tan solo rodó los ojos y también se dispuso a comer.

[…]

Una semana después…
Martes, 5:00 p.m.

Los tres amigos se encontraban reunidos e impacientes en la habitación del rubio, parados frente al monitor de la computadora expectantes.

—Vamos, vamos, vamos —presionó Namtan, dando molestos toques a la espalda de Gun.

—Cielos, que desesperada —comentó el nombrado, haciendo reír un podo a Gun.

—Perdón por estar preocupada por tu calificación —dijo ella, sarcástica.

Gun tecleó su clave en la página de la escuela y pronto su resultado del examen apareció.

Los tres intercambiaron miradas.
—Ay, por Dios —jadearon al unísono.

—¡Pasé! —chilló Gun, emocionado, elevando ambos manos.

—¿Cómo es posible que hayas pasado de tener 13,3 en un examen, a tener 70? —cuestionó Namtan, con una amplia sonrisa de asombro.

—Quizás tenga un poco que ver que el otro examen haya sido treinta preguntas y este de diez —comentó el de rizos castaños.