Capítulo 20

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El castaño no se percató del tiempo que duró pensando únicamente allí, sentado solo en el comedor, hasta que alguien entró a la cocina y se aproximó hacia él. Era Off, pudo verlo de reojo.

—Umm, creo que ya es momento de irme, Off —dijo el rubio vacilante, rescando su nuca—. Ya ha oscurecido, y si nos vamos ahora apenas llegaremos un poco antes de la hora en la que seguro mi mamá comenzará a preocuparse —Off dirigió su perdida mirada hacia él, haciendo que el entrecejo del menor se frunciera—. ¿Se encuentra bien?

—¿Qué? —cuestionó el ojiceleste un tanto descolocado, pero ni siquiera necesitó una respuesta, pues él solo continuó—... Aah, sí, sí, muy bien —dijo, poniéndose de pie—. Vamos, solo me despido de mi familia y te llevo.

Salieron juntos de aquella habitación, dirigiéndose hacia la sala en donde las tres mujeres aún se encontraban jugando. Gun se despidió primero de ellas, dándole un cálido abrazo a cada una. Off fue el siguiente, imitando su acción, prolongadolo un poco más con su madre, pues ella se tomó la libertad de susurrarle un par de palabras como recordatorio.

—Un corazón es muy valioso, cariño, y si no estás dispuesto a cuidar de uno de la manera correcta, es mejor que lo devuelvas antes de que lo rompas.

—¿Y qué hago si ya lo rompí por accidente? —cuestionó Off en el mismo tono de voz bajo.

—Una disculpa nunca viene mal —respondió su madre, antes de presionar un beso en su frente y romper por completo el abrazo—. Te amo, y te apoyaré en lo que sea siempre y cuando no dañes a nadie de por medio.

El castaño sonrió, solo un poco.
—También te amo —Dicho esto, se dirigió hasta la salida junto con todos.

—Ha sido un verdadero placer conocerte, Gun —dijo Dararat con una gran sonrisa.

—Lo mismo digo, Dararat —respondió el rubio de la misma manera.

Off y Gun cruzaron la calle para subir al automóvil, mientras tanto las tres mujeres los veían desde el marco de la puerta batiendo sus manos a manera de despedida. El coche comenzó a avanzar apenas se colocaron los cinturones de seguridad, despidiéndose por última vez haciendo sonar el claxon.

[...]

El camino de regreso fue tan tenso –si no es que un poco más– que el primero, teniendo a ambos admirando únicamente el cielo estrellado y el camino al frente.

Eran las nueve y cuarto cuando llegaron a casa del mayor, Off sacó el control remoto para abrir el portón de su cochera y aparcó el automóvil dentro. Ambos bajaron, Off volvió a cerrar el portón, y se dirigieron a la puerta que los llevaba directamente a la cocina.

—¿Podría darme un poco de agua, por favor? —pidió Gun, tomando asiento en una de las seis sillas del fino comedor. Off no respondió, pero hizo lo pedido. Tomó un vaso de vidrio de la alacena y lo sirvió hasta la mitad, deslizandolo sobre la superficie de madera hasta el rubio—. Gracias —dijo Gun, tomando el vaso y acabandose rápidamente el incoloro contenido.

—... Lo siento —soltó Off de pronto, ganándose toda la atención del menor.

—¿Cómo dijo? —cuestionó, con el entrecejo levemente fruncido, mientras hacía su vaso a un lado sobre la mesa.

El castaño recorrió la silla que quedaba justo frente a la de Gun y tomó asiento en ella.
—Dije que lo siento —repitió, tomando todo el valor que tenía para mirarlo a los ojos. Jamás creyó que la mirada de alguien lo intimidaría tanto, mucho menos si era varios años menor que él.

—¿Qué siente? —cuestionó Gun, queriendo una disculpa más completa; una más real.

Off suspiró con pesadez.
—Siento mucho haberte lastimado, en serio no era mi intención hacerlo. Fui egoísta al creer que sí yo podía o quería hacer algo tú también. Todo este tiempo estuve pensando más en mí que en ti, y eso estuvo muy mal.

Teacher (OFFGUN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora