capitulo 6

16 4 3
                                    


De repente un coche para frente a nosotros y temo lo peor, pero baja la ventanilla y veo a Rick y a Michael en su interior.
— ¡Vamos, rápido, subid!

No nos lo pensamos dos veces. Salimos como podemos del contenedor y nos metemos en la parte de atrás del coche, que arranca chillando rueda. Las balas repiquetean en el techo del coche mientras nos alejamos.

Respiro sonoramente tratando de acompasar mis pulsaciones, hasta  que oigo un quejido a mi lado y recuerdo que le han dado a Christian. Su camisa blanca esta ahora teñida de carmín y él está pálido, apretando a duras penas el lugar del impacto.

— Mierda, mierda, mierda... - repite ido Michael-.

— Tenemos que llevarlo a un hospital. -digo con apenas un hilo de voz-.

— No podemos, - dice Rick - sería cómo entregarlo a la policía.

—¿Prefieres dejarle morir?

- ¡Qué no podemos llevarlo a un puto hospital, maldita sea!

Miré a Rick sorprendida y ví que apretaba el volante clavando la uñas, pisando el acelerador cómo si no hubiera un mañana.

— ¿Dónde vamos?

— No... Lo sé. Los otros están demasiado lejos - dijo con voz temblorosa-.

— Bueno, vale... - respiré hondo y traté de concentrarme- Por el momemto quiero que nos lleves a la farmacia dónde trabajo.

— ¿Para qué? - me preguntó observándome por el retrovisor-.

— Le llevaremos a mi casa, intentaré curar esa herida. Pero no sé dónde estamos y no puedo guiarte.

— ¿Vives sola?

— Si.

— Esta bien, vamos a tu casa.

Volví a enfocarme en Christian, pese a que la imagen que da junto con el hedor de la sangre me provocan nauseas. Con la poca fuerza que me permiten mis temblorosos brazos rompo una manga de su camisa, estaba hechada a perder de todos modos.

Hago una bolita con la tela, le abro la camisa, le aparto la mano sin apenas esfuerzo, ya que no tiene fuerzas ni para oponerse y presiono la tela contra el lugar del que hemana la sangre.

±~ Unos minutos más tarde ~±

Tras darle algunas indicaciones a Rick, llegamos frente al edificio dónde vivo.

Son aún las cinco de la mañana, así que dudo que nos vea nadie, por si acaso, le ponemos alrededor de los hombros a Harry la chaqueta de Rick, para que no se vea la sangre.

Entre Rick y Michael lo arrastran tras de mí mientras abro las puertas. Les pido que lo lleven directo a la bañera del baño que hay en mi habitación, mientras voy a por el botiquín y desinfecto un cúter y unas pinzas, qué remedio.

Cuando vuelvo al baño, Harry está dentro de la bañera, sin camisa pero con sus pantalones aún puestos.

Dejo el botiquín abierto en una repisa y me meto dentro de la bañera sentándome en sus piernas. Abro el agua y en cuánto la noto ya caliente le lavo la herida con abundante agua y un poco de jabón.

Me mareo por la cantidad de sangre que veo, pero la adrenalina me ayuda a recomponerme. Con el cúter abro un poco su carne por el agujero de la bala, haciéndolo gritar.

- Lo siento lo siento lo siento... - digo entre lágrimas-.

Meto las pinzas en el agujero agrandado hasta tocar algo sólido, consigo pellizcarlo y sacar la bala, que por suerte estaba bastante cerca de la superficie.

Repito el lavado de la herdia y cojo un tipo de venda especial para hemorragias, que aunque se suele usar para cortes pequeños ayudara en algo. Pongo varias capas superpuestas de la gasa y presiono en su herida.

— Cojed la venda blanca, la grande.

Me la tiende Rick en seguida. Niego con la cabeza.

— Yo debo apretar la herida. Incorpóralo un poco y pásala altededor de su espalda y por encima de mis manos.

Hace lo que le he pedido. Sujeto una punta de la venda por encima de la venda antihemorragica y gastamos toda la venda envolviéndole el torso. Cuándo termina la venda, sin esperar mis instrucciones, Rick me tiende el esparadrapo.

Rompo varios pedazos asegurándome de que la venda no va a moverse de su lugar.

— Ya está... Por el momento hemos detenido la hemorragia. ¿Podéis quitarle la ropa mojada y secarlo mientras busco algún pantalon de deporte o algo que le pueda servir?

— Claro. Oye Laura...
— ¿Si?
— Gracias.

No respondo nada y salgo en busca de alguna ropa que le pueda ir. Oigo a Michael vomitando en el otro baño, y la verdad es que tengo ganas de hacer lo mismo que él.

¿Cómo he terminado en esta situación?

Localizo por fin un pijama que me regaló mi tía diciéndome "así te valdrá cuándo crezcas" y definitivamente nunca lo voy a llenar.

Rick sale del baño aguantando cómo puede a Harry en calzoncillos. Le tiendo la ropa que he encontrado y salgo fuera.

Me siento en el sofá, y poco después se sientan a mi lado Rick y Michael. Nos mantenemos los tres en silencio, tensos, ninguno de los tres sabe que hacer ahora.

— ¿Vivís solos? - decido romper el silencio-.
— Si. - responde Rick-.

— Con mis padres. -dice Michael-.

— Rick, deberías lleva a Michael a casa.

— Vivo cerca, puedo ir sólo.

— ¿Estás seguro?

— Si, supongo...

— Bien, y tu Rick, puedes hacer lo que prefieras, si quieres quedarte hay un cuarto de invitados.

— ¿Y tu?

— Dormiré en mi habitación, con Harry... La cama es grande y además hay que vigilar que no tenga fiebre durante las próximas horas.

—Bien. Acompañaré a Michael, por si acaso tiene problemas por el camino y esconderé el coche lejos de aquí.

— Coge las llaves. - las saco de mi bolsillo y se las doy-.

— Gracias.

Cuándo se marcharon tuve que volver a hacer respiraciones y repasar los hechos para aclarar mi cabeza.

Voy a preparar algo de comer, así me distraigo, además que nos ayudará a bajar el alcohol y a Christian le hará falta reponer fuerzas.

Preparo arroz y huevo hervidos, me parece lo más apropiado para el estómago tal y cómo lo tenemos ahora.

Apenas lo estaba guardando en tápers oigo la puerta. Salgo encontrándome a un Rick ojeroso.

— ¿Te apetece comer algo? He preparado arroz hervido y huevo duro.

— Mejor después, no tengo hambre ahora. Pero gracias.

— Ven, te enseñaré dónde está la habitación.

Camina a paso lento tras de mi hasta entrar en la habitación de invitados, dónde hay una cama doble, mesitas y un armario vacío.

— Ya sabes dónde está el baño, si necesitas cualquier cosa estaré en la habitación.

Apenas asiente en respuesta y me encamino a mi habitación, dónde está Harry tumbado boca arriba con mi pijama.

Suspiro, cojo un pijama y voy a darme una ducha.

Al salir del baño, trato de subirme a la cama sin moverla demasiado para no despertar a Harry y dejarle descansar.

— Quién me mandaba a mí ir a esa fiesta...

La Chica De La FarmaciaWhere stories live. Discover now