capitulo 14

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- Perdona por la espera, trabajo en la trastienda. - le restó importancia encogiéndome de hombros-.

El chico no respondió, se limitó a pasear su mirada de arriba a abajo por mi cuerpo, tratando de averiguar si llevo algo debajo de la bata.

Carraspeo un poco para sacarle de sus cavilaciones.

— ¿En qué puedo ayudarte?

— Eeehhhh... Una caja de Ibuprofeno, por favor.

— En seguida.

Le doy lo que me pide, le cobro y suspiró en cuanto se va.

Que vergüenza acabo de pasar.

Vuelvo dentro dónde me espera Harry, aún en calzoncillos, con los brazos cruzados y cara de malas pulgas.

— Que sea la última vez que haces eso.

— Fue culpa tuya.

Estamos los dos un poco tensos, se nota que no le ha gustado que haga eso, pero bien tenía que salir a atender ¿No?

— Tendrás que compensarme para que te perdone, señorita.

— ¿Perdonarme? Eres tú el que no me ha dejado recoger mi ropa.

— También eres tu la que ha salido casi desnuda delante de otro hombre estando conmigo.

— Espera... Define eso de estando conmigo.

— ¿Hace falta que te explique que no quiero compartirte con nadie?

— Yo... No sé si quiero empezar una relación Christian, y las cosas en las que estás envuelto lo hacen aún más difícil.

— No pienses en eso, de momento lo único que quiero es ser el único hombre que te posea.

Sin esperar mi respuesta toma mis labios de nuevo entre los suyos y mete sus manos por debajo de mi bata agarrándome del culo.

Debo admitir que me gustan los hombres un poco posesivos y celosos, así que por mucho que me enfadara por no dejar que me vistiera, no soy capaz de resistirme a sus besos.

Me empuja suavemente hasta que mi espalda toca la mesa dónde recepcionamos los pedidos y me sube en ella, quedando yo sentada con él entra mis piernas de pié.

— Antes quería quitarte la bata, pero creo que mejor te la dejo puesta.

En vez de responderle, mordí suavemente sin apretar su labio y con mis pies le bajé un poco el calzoncillo.

No se hizo de rogar y se lo bajó él mismo. Después metió una mano por debajo de mi bata y me apartó las bragas a un lado. Jugueteó un poco con sus dedos, sacándome algún gemido.

— Vaya, ¿Ya estás así de mojada? - se burló-.

— Cállate y házmelo de una vez, Harry.

— A sus ordenes.

Tiró de mis piernas para que quedara sentada justo en el borde de la mesa y entró en mí de una sola vez, arrancándome un gemido de la garganta.

Se quedó así un momento, disfrutando de la sensación y permitiéndome adaptar a su tamaño, aunque cómo la otra vez, encajamos a la perfección cómo si fueramos dos piezas del mismo puzzle.

No se hizo de esperar y empezó su delicioso vaivén, dándonos placer a ambos. No puedo pensar con claridad, me abandono por completo a lo que experimenta su cuerpo y me importa una mierda que estemos en mi lugar de trabajo.

Estoy disfrutando mucho y estoy segura que él también, pero hay una postura en la que sé que voy a sentirle mejor y más profundo, así que le empujo pidiéndole que se aparte.

Hace lo que le pido, saliéndo de mí dejándome una sensación de vacío. Me bajo de la mesa y me doy la vuelta, quedándo de espaldas  él. Me agacho un poco, apoyando mis brazos en la mesa.

Con una mano me subo un poco la bata para que vea mi culo y le guiño un ojo.

— Niña traviesa...

Se introduce de nuevo en mí en esa posición. Cada vez que entra, llega hasta el fondo de mí, tocando un punto que produce una irresistible sensación.

Ambos nos movemos al compás. Él tiene una mano puesta en mi muslo y otra en mi espalda baja, sujetándo mi bata para poder ver bien todo lo que me hace.

Después se aferra con ambas manos a mis caderas y aumenta el ritmo a uno desenfrenado, de locura, en el que sé que no voy a durar mucho.

Dejo de moverme y me agacho un poco más para sentirlo más adentro y permitir que aumente él ritmo. Sin poderlo evitar, mis gemidos pasan a gritos.

No me contengo, siquiera puedo pensar en dónde estoy ni en lo que estoy haciendo. Grito, grito de placer una vez tras otra mientras Harry me embiste con fiereza y oigo su entrecortada respiración.

— Oh... Jo... der...

— Harry...

Gritamos ambos a la vez, una última vez, antes de corrernos los dos juntos, permaneciendo él dentro de mí, sintiendo todo mi cuerpo estremecerse, palpitante de placer.

Finalmente salió de mi, dándome una palmadita en el culo. Me cogió de la mano, y me llevó al almacén dónde estaba nuestra ropa tirada por el suelo.

— Iré a limpiarme. - le digo tratando de recuperar el aliento-.

Cojo mi ropa y me meto en el baño. Termino de limpiarme y vestirme. Al salir, veo a Harry hablando con Carmen.

Se me va el color de la cara cuándo ambos me miran.

— Ho-hola.

— Hola Laura. ¿Qué tal el turno?

— Eh... Bien, sin novedades.

— ¿Quieres que le mire yo la tensión y así te vas?

— ¿Eh?

— Bueno, el chico ya me ha dicho que les has dejado entrar para que se sentara porqué no se encontraba bien y tenia la tensión baja.

— Ah, claro... No, no, ya se la tomo yo antes de irme. Así me quedo más tranquila.

Carmen entra en el cuarto para cambiarse y Harry y yo vamos al aparato de tomar la tensión para seguir con la farsa.

— Buena historia. Acabas de salvarme.

— Creo que me debes una. - sonríe picarón-.

— Si, creo que si.

La Chica De La FarmaciaWhere stories live. Discover now