capitulo 23

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Estamos en el ascensor. Ninguno de los dos a dicho nada desde que salimos del gimnasio.

Se sitúa frente a mí y sus brazos me rodean abrazándome. Escondo mi cara en su pecho y ya no puedo retener las lágrimas.

Lloro angustiada por mi amiga. Me siento culpable, terriblemente culpable. Las manos de Harry acariciándome son lo único que logra calmarme un poco.

— Tranquila, lo has hecho bien. Ahora todo depende de ella.

— Es mi culpa. - digo entre sollozos- si yo no te hubiera dicho nada, esto no habría pasado.

— No es tu culpa. Ya me había enterado antes de que me enviaras el mensaje.

— ¿Eh? ¿Cómo?

— Entre nosotros nos cuidamos las espaldas, y si uno de mis hombres ve a otro con una chica que pueda darle problemas, tardará poco en llegar a mis oídos. No sólo has ayudado a tu amiga pidiéndole silencio, sinó también a Rick, ya que es responsabilidad suya quien deja entrar en su casa. Además, me alegra que me lo hayas dicho, me has demostrado que puedo confiar en tí.

Llegamos al segundo piso, se aparta de mí y camina hacia la puerta cerrada con llave.  Le sigo y me detengo a su lado.

Apoya el pulgar en una placa metálica que hay en la pared y un ruido indica que la puerta se ha desbloqueado.

La abre y entra, pero yo me quedo en la puerta, muda de la impresión. Me encuentro frente una armería. Hay todo tipo de armas, desde cuchillos, katanas, pistolas, escopetas, rifles, arcos...

— Cierra la puerta y ven.

Obedezco y me acerco a la mesa dónde se encuentra él. Encima de la mesa, sobre una tela, hay una pistola desmontada. La monta en apenas unos segundos y me la tiende.

— Cógela.

Le miro dudosa per hago lo que me pide. Tomo la pistola entre mis manos sin saber cómo sujetarla. La observo con curiosidad, cómo la otra noche, cuándo cogí la que llevaba él encima.

Se pone detrás de mi, rodeándome con sus brazos y cogiendo mis manos.

— Se carga así.

Hace el movimiento con mis manos y mete él las balas en la recámara.

— Ahora tiras de esta parte así, y ya está lista para disparar. Ésto es el seguro, mantenlo puesto siempre y quítalo sólo cuándo vayas a disparar.

— ¿Porqué me enseñas ésto?

— Ya lo verás.

Toma mi mano y me dirige al fondo de la estancia, dónde hay otra puerta.

Accedemos a una sala pequeña, dónde hay una mesa, una silla y al final unas dianas con forma humana.

— Una galería de tiro. - digo sorprendida-.

— Efectivamente.

Vuelve a situarse tras de mi y a manipular mis brazos y mis dedos con suavidad pero firmeza.

— Este dedo siempre encima del seguro, cuándo lo quites, directamente al gatillo. Y tras el tiro, lo colocas de nuevo. Debes subir tus brazos con un poco de flexión, así. No agaches la cabeza, sube tus manos hasta que tu vista quede recta encima del punto de mira. Gira tu cuerpo, no tus manos, así apuntarás mejor.

— ¿Dónde apunto?

— Las zonas marcadas en rojo son los puntos vitales. El estómago y los pulmones son los más grandes, prueba de darle. Sujétala con firmeza.

Suelta mis brazos pero se queda tras de mí. Subo mis manos, muevo mi cuerpo para que el punto de mira quede más o menos sobre el centro de la figura humanoid. Quito el seguro, aguanto la respiración para evitar que mis manos se balanceen y disparo.

El retroceso del arma levanta mis brazos por encima de mi cabeza y me empuja para atrás. Si no fuera porque mi cuerpo ha chocado con el de Harry hubiera terminado en el suelo.

— ¿Le he dado?

Me quita el arma, le pone el seguro y va hacia el muñeco. Suelta un silbido de admiración y se gira hacia mí.

— ¿Dónde has apuntado?

— Al estómago.

— Bien, entonces apunta al estómago cuando quieras darle a alguien en la cabeza. - se ríe-.

— No esperaba que pegara tanto el retroceso. - digo con vergüenza-.

— No te preocupes, no está mal por ser la primera vez. ¿Te sientes mejor?

Me paro a pensar en cómo me siento, y ciertamente noto mi cuerpo más relajado, aunque entumecido por la tensión.

— Creo que algo mejor. - le sonrío-.

Salimos de la galería, le quita las balas  a la pistola y la deja en una vitrina repleta de ellas. Examino la sala, poniendo atención a la gran variedad de armas que hay.

— ¿Porqué tienes Katanas y cosas así de raras?

— Algunas es por afición, me gusta coleccionarlas. Y otras por pedidos raros, alguna vez alguien pide que usemos ciertas armas en concreto.

Se acerca a mí, mira fijamente y después deja un suave beso en mis labios.

Nos quedamos mirando fijamente unos segundos hasta que se acerca de nuevo para besarme.

Es un beso lento, de los que quitan el aliento y te hacen perder la cabeza.

Cuando debemos parar para respirar, apoya su frente en la mía antes de hablar .

— Gracias.

— ¿Porqué? - pregunto confundida-.

— Por aceptarme pese a todo.

No encuentro las palabras adecuadas para responder, así que me limito a los actos. Vuelvo a juntar mis labios con los suyos, besándole despacio. Me encanta besarle de esta forma, pues siento su respiración acelerarse y a él parece gustarle tanto cómo a mí.

Sus manos no tardan en recorrer mi cuerpo por encima de la ropa y ambos queremos más.

— ¿Vamos a la habitación? - propone sobre mis labios-.

— ¿Para qué? - pregunto provocándole-.

— También podemos quedarnos aquí si quieres.

Como toda respuesta tiro de su cinturón y desabrocho su pantalón. Vuelve a atacar mis labios y con mis manos masajeo su bulto por encima del calzoncillo.

En pocos segundos terminamos por deshacernos de nuestra ropa. Coge mis piernas y me levanta sentándome en la mesa.

Me tumbo en la mesa y enredo mis piernas en su cadera, tirándo de él hacía mí.

Ambos nos aguantamos la mirada mientras se introduce despacio en mi cuerpo.

Se meve lento, sin apartar la vista, deleitandose del espectáculo que nuestros cuerpos nos ofrecen.

Coge mis piernas y las sitúa sobre sus hombros para entrar aún más profundo en mí.

Recarga su cuerpo sobre el mío, doblando mis piernas hacia mi pecho y sujetándose con sus manos en el borde de la mesa situado tras mi cabeza.

Permanece en mi interior sin moverse, disfrutando ambos de las sensaciones.

Me besa con pasión, apoya su frente sobre la mía y miramos fijamente los ojos del otro.

— ¿Porqué no traté de acercarme a tí antes?

La Chica De La FarmaciaWhere stories live. Discover now