capitulo 12

23 3 1
                                    

Despierto acalorada, sintiendo un peso sobre mí. Me remuevo, pero no puedo moverme.

Abro mis ojos y veo las apuestas facciones de Harry frente a mí.

Durmiendo es igual de guapo.

Pienso en lo que pasó anoche entre nosotros, y aunque iba bastante borracha no me arrepiento.

Observo su cuerpo y me sonrojo sin poder evitarlo. Mirándolo y pensando en lo que pasó no puedo evitar volver a sentir un cosquilleo en mis partes.

Con la mano que tengo más libre enredo mis dedos en su pelo, me acerco más a él y muerdo su labio suavemente. Beso su comisura y voy desplazando mis besos por su clavícula hasta su cuello, dónde también muerdo un poco.

— Mmm... Qué buena forma de despertarme.

— Buenos dias, Harry.

— Buenos dias, Laurita.

Subo de nuevo a sus labios y le doy un besito. Siento un bulto en mi vientre y sonrío viéndo que no es el único que se ha despertado.

Bajo mi mano por su abdomen, acaricio su muslo y tomo su miembro en mi mano, sacando un gruñido de su garganta.

Le toco suavemente, mientras vuelvo a empezar a repartirle besos.

— Laura...

Me remuevo un poco para salir de entre sus brazos y poder moverme mejor. Veo que me observa divertido, aún con la mirada soñolienta.

— Cierra los ojos. - le pido-.

Ríe ante mi petición pero la acata. Me coloco en una posición más cómoda y paso mi lengua desde abajo por toda su longitud.

Suelta una exclamación de sorpresa y tira la cabeza hacia atrás. Le masajeo con una mano y doy mordisquitos en sus piernas, cerca de su centro.

En uno de los movimientos de mi muñeca, mientras tengo la mano abajo, paseo mi lengua de nuevo por su miembro, parándome en la punta y dejando un beso ahí.

Levanto la mirada y le veo observándome. Aparto la mirada sonrojada.

— No mires porfavor... Me da vergüenza.

— No me prives de verte, por favor.

La forma en qué me lo ha dicho, mordiéndose el labio inferior, consigue excitarme y vuelvo a mirarlo a los ojos.

Sin apartar la vista doy besos por toda su longitud y cuando llego a la punta enrosco la lengua.

Se muerde el labio, otra vez, encendiéndome aún más. Meto la punta entre mis labios y realizo un vaivén sólo en su parte superior, mientras masajeo girando mi muñeca en la zona inferior.

Poco a poco, cuándo ya está más lubricada con mi saliva, voy metiendo más en mi boca. Cada vez respira con más dificultad y ha recogido con sus manos los mechones de pelo que caían en mi cara y mantiene sus manos encima de mi cabeza.

Llegado cierto punto se ve obligado a cerrar los ojos, pero poco después sujeta con fuerza mi cabello e impide mi movimiento.

— Para. - me pide-.

— ¿No te gusta?

— No es eso. Ven, acércate.

Me incorporo y me acerco a él. Le doy un beso y pasa un brazo por debajo de una de mis piernas, tirando de mí haciendo que casi me siente sobre su cara. Con ambas manos toca mi culo y pasa su lengua por toda mi hendidura, arrancándome un fuerte gemido.

Una de sus manos se desliza por mi espalda hasta mi cabeza. Me empuja suavemente indicando que quiere que siga con lo que estaba haciendo antes.

No era virgen, pero si que este es mi primer 69 y las sensaciones son abrumadoras.

Cuánto más le hago yo a él, más me hace él a mí. Ambos gemimos entre los fluidos y la saliva de ambos hasta que finalmente y casi a la par obtuvimos nuestra tan ansiada liberación.

Me deje caer de lado, exhausta y con todo el cuerpo temblando. Ambos nos tomamos un tiempo para pausar nuestras respiraciones.

Al rato Harri se levanta y se pone encima de mí, besándome en la frente.

— ¿Te apetece salir a almorzar?

— Pero si acabo de comer. - le dije en broma-.

Se ríe y se sienta en el borde de la cama. Me tiende la mano y se la cojo, aunque me cuesta un poco levantarme.

— La verdad es que sí que tengo un poco de hambre...

— Dúchate, buscare algo de ropa que pueda servirte. Después me ducharé yo.

— ¿Eh? ¿Vas a dejar que me duche solita en casa de un desconocido?

Harry levanta las cejas sorprendido. Me sonríe y me guía hasta el baño cogidos de la mano.

— No, tienes razón. Podría entrar alguien peligroso mientras te duchas.

— Uh, que miedo. Tendrás que ducharte conmigo para protegerme.

— Quería ser cuidadoso contigo, pero creo que vas a tener que comprarte una silla de ruedas de esas que vendéis en la farmacia.

Ambos reímos y nos metemos juntos en la ducha. Cojo el jabón y pongo un poco en mis manos.

Lo dejo en el sitio y con mis manos empiezo a enjabonar su cuerpo sin pudor alguno. Él me deja hacer sin quitarme la vista de encima.

Me paro más tiempo en su abdomen, observando la cicatriz de la herida de bala.

— Ha curado rápido. - comento-.

— He tenido buena enfermera.

Ambos nos sonreímos recordando los momentos que hemos pasado juntos, que son pocos pero muy intensos. Me giro buscando alguna cosa que pueda servirme para el plan que tengo en mente.

Veo en una repisa una esponja verde. La cojo y hecho un poco de jabón.

— ¿Te importa?

— No, adelante.

Me lavo con su esponja ante su atenta mirada. Cuándo termino hago el gesto de volver a dejarla en su sitio, pero la dejo caer a mis pies.

Le miro de reojo y cruzamos la mirada.

— Ui, que torpe, ha sido sin querer...

Me agacho lentamente a recoger la esponja, quedándo mi culo frente a él.
Sus manos no se hacen de rogar y enseguida toma mi cintura.

— Eres perversa, Laurita...

Mientras decía esa frase volvía a introducirse en mí, duro de nuevo pese a haberse corrido hace apenas unos minutos.

Una exclamación de sorpresa escapó de mis labios. Quería provocarlo, si, pero no creía que su cuerpo estuviera listo para otro asalto.

La Chica De La FarmaciaWhere stories live. Discover now