capitulo 8

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Después de lo ocurrido con Harry, Rick y Michael, cada uno volvió a su casa y yo a mi vida normal.

Han pasado ya dos semanas, y gracias a Dios no he vuelto a saber nada de ellos hasta la fecha.

Es mejor así, aunque no puedo evitar preocuparme por la herida de bala de Harry.

— Lauraaaa.

— Perdona, Carmen, tenía mi cabeza en otra parte. ¿Me has dicho algo?

— Vamos justas de cambio. ¿Podrías ir al banco a sacar efectivo?

— Claro.

Me tiende un sobre con la información de la cuenta bancaria y la autorización para retirar el dinero.

— Hasta luego, Carmen, trataré de tardar poco.

— Hasta ahora.

Hecho a andar en dirección al banco, que queda a unos 10 minutos andando. Llegué sin incidentes pero una vez allí, tanto los cajeros como los agentes estaban ocupados.

Pedí tanda. Todavía había 12 personas por delante de mí, así que mandé un WhatsApp a mi jefa para que no se preocupara.

Al rato, al fin me toca a mí pasar con un agente. Le entrego la documentación y se va a buscar el dinero. Mientras espero, miro fuera y veo que aparcan dos coches negros y una furgoneta también negra fuera, delante mismo de la puerta y empiezan a salir hombres con pasamontañas.

No puede ser... ¿Porqué me pasa esto a mí?

El agente bancario vuelve con el sobre en la mano y me lo tiende. Se lo arrebato de las manos y lo escondo rápido debajo de mi ropa por si acaso me revisan el bolso.

— ¡Llame a la policía, vamos! - le grito al hombre confundido, que pierde todo el color de su cara al verles entrar.

— ¡Manos arriba, esto es un atraco!

¡Pum! Dan un balazo al techo para advertir que la cosa iba en serio.

No sé cuántos son, pero hay atracadores por todos lados, algunos con rifles de asalto y otros que empujan a la gente hacia las paredes y los cachean.

Les observo sin saber cómo actuar y noto cómo uno de ellos se me queda mirando.

Mierda, viene hacia aquí.

El sujeto llega hasta mí, arma en mano, y con la otra me coje del brazo. Hago un movimiento brusco logrando que suelte mi brazo.

— Puedo caminar solita. - digo de mala leche sin bajar las manos-.

Cómo toda respuesta pone una mano en mi hombro dirigiéndome. Me lleva hacia una escaleras, subimos al primer piso, entramos en uno de los despachos y cierra la puerta tras de sí.

— Contra la pared.

Hago lo que me dice. Se agacha sin soltar el arma y con una mano me empieza a cachear las piernas. Cuando sube sus manos tocan también mi culo, aumentando mi rabia e impotencia.

Pasa su mano por mi cintura. Mete la mano por debajo de mi camiseta, encontrando el sobre con el dinero de la farmacia.

— Vaya, vaya... Siempre metiéndote en problemas, ¿Eh, Laurita?

Esa voz... ¿Él otra vez?

Ahora que sé que es Harry, me vale una mierda que lleve arma.

Aparto su mano de debajo de mi camiseta, me giro y trato de pegarle un rodillazo en sus partes, pero lo vió venir y pega su cuerpo al mío, sujetándo una de mis manos sobre mi cabeza e impidiendo que me mueva.

La Chica De La FarmaciaWhere stories live. Discover now