Capítulo 5

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Helsinki, Finlandia.


Vegeta.

—¡Esto es un verdadero asco! —comento— ¡hubieras retrasado la cita, tengo asuntos más importantes que atender aparte de firmar un estúpido contrato! —me quejo, el frío se cuela por las paredes del asqueroso hotel— ¡ni siquiera pudiste hacer una reservación en un hotel decente!

18 solo inclina la cabeza recibiendo el regaño.

—¡Mañana nos vamos inmediatamente después de que firme el papel! —ordeno— encárgate de todo.

—Así será.

Miro el mugrero que hay por cama, que reverenda mierda. Prefiero dormir en el auto antes de poner un dedo en esa cosa.

—¿A dónde vas? —me pregunta la rubia cuando me ve dirigirme a la puerta.

—No me hables, estoy muy molesto contigo —digo antes de salir dando un portazo.

Conduzco por las solas calles de la ciudad, debo conseguir algo mejor que un cuarto basura. Aparco cerca de una plaza y salgo a paso decidido, primero debo saciar mi apetito de hambre.

Un pequeño niño se me atraviesa, no me da tiempo de parar mi caminata y choco con él que rápidamente cae al piso ¡lo que faltaba! Solo espero que el mocoso no se ponga a llorar, odiaría tener que hacerle algo.

—¡Fíjese señol! —me recrimina molesto mientras se levanta.

Arqueo una ceja impresionado, al menos no es un chillón de mierda.

Lo ignoro y paso de largo, lo miro de reojo fijándome en su peculiar cabello, es idéntico al mío, solo que él tiene fleco, da igual, sigo mi camino adentrándome al primer restaurante que encuentro. Me dirijo a la barra y me siento, pido algo sencillo. Mi orden llega enseguida y noto el coqueteo del camarero.

—Aquí está su orden señor —me sonríe coqueto.

Lo ignoro y me dispongo a comer, Finlandia es un bello país pero no puedo disfrutar de eso teniendo a gente incompetente de mi lado.

—La cuenta.

El camarero llega rápido y deja la cuenta en la charola.

—Yo no he pedido una malteada —respondo enojado al ver la cuenta— mucho menos una tarta de chocolate.

《¿Qué mierda?》

—El jovencito de allá me ha dicho que lo ponga en su cuenta —señala una parte de la barra y me encuentro con el mismo chiquillo de hace un rato.

Bufo, dejo los billetes y salgo del restaurante, ahora resulta que le pago chucherías a niños malcriados.

Sigo mi camino pero una peculiar cabellera azul me desorienta, trato de buscarla pero se pierde entre la multitud, mi corazón se acelera de inmediato.

《Solo fue una alucinación》

Trato de alejar los pensamientos del pasado y sigo caminando pero el chiquillo de hace un rato se vuelve a atravesar en mi camino.

𝑳𝒂 𝑫𝒂𝒎𝒂 𝑫𝒆 𝑳𝒂 𝑴𝒂𝒇𝒊𝒂 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora