Capítulo 22

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Meses después.

Bulma.

 
—¿Las copas, donde están las copas? —pregunto alzando la voz.
 
Los sirvientes se pasean por toda la casa decorándola, estamos en época navideña y la casa debe lucir tal cual, palomeo el apartado de vinos de mi itinerario.
 
—Aquí están, mi señora  —una mucama me ofrece un par de muestras mientras inclina la cabeza.
 
Las tomo enseguida, son perfectas. Sigo con lo mío, un fuerte cólico traspasa mi vientre haciendo que me aferre al iPad.
 
—¿Estas bien? —pregunta Nila llegando a mi, asiento aún sintiendo los cólicos— ¿Segura? Porque tú cara de culo me dice otra cosa.
 
—Estoy bien —respiro hondo apaciguado el dolor.
 
Malditos y estúpidos cólicos
 
Me mira con el ceño fruncido, yo no soy una mujer de cólicos pero supongo que hoy es la excepción, en todo el transcurso del día no deja de mirarme como si tuviera un tercer ojo en la frente.
 
Roma es nuestro hogar ahora, me agrada esta ciudad y a Vegeta parece no importarle donde vivamos. La isla Bejīta se sigue utilizando para sus trabajos, le pedí que dejara la trata de blanca de un lado, me costó trabajo pero logré convencerlo.
 
—¿Y tus hombres? —volteo a ver a quién me ha llamado.
 
Me sonríe, 18 se ha recuperado demasiado bien, cojea un poco pero aún así no se da por vencida.
 
—Están pasando tiempo libre entre padre e hijo —ambas volteamos a ver por el ventanal de la tercera planta.
 
La casa en mucho más pequeña que la mansión de la isla pero aún así no deja de ser acogedora.
 
—Me alegra que estén todos juntos —noto la sinceridad en su voz—. Me iré por un tiempo, debemos de controlar a los enemigos y mi lista sigue creciendo.
 
—No tienes porqué irte, quédate con nosotros —acuno sus manos con las mías— eres mi amiga y no me gustaría ya no verte.
 
—No te preocupes, vendré de vez en cuando, realmente no creo que Italia sea mi hogar, estaré de rumba por Latinoamérica —sonríe.
 
No me gusta la idea de que se marche pero tampoco puedo tenerla atada a mi.
 
—Por favor envíame postales.
 
Asiente conforme, me da un último abrazo de despedida antes de irse.
 
Vegeta aún no llega y me tiene con pendiente, nunca tardan tanto.
 
¿Y si algo les pasó?
 
Me pongo paranoica con la simple idea, camino de un lado a otro frente a la chimenea.
 
Ellos deben de estar bien
 
Trato de relajarme pero es inútil, las ganas de salir a buscarlos aparece, cojo las llaves del auto y me coloco el abrigo.
 
—¿A dónde crees que vas? —me detiene Nila— cálmate mujer.
 
—No han regresado, no me puedo quedar sin hacer nada ¿y si algo les ha pasado? —la idea vuelve atormentándome con más fuerza.
 
—¡Ya basta! —me toma de las muñecas— ellos están bien ¿ok? Ahora mueve ese culo y aplástalo en el sofá… ¡Marta! —una mucama aparece en la orilla del vestíbulo— Trae dos tazas de té con mucha azúcar —la mujer acata la orden y se marcha—. He notado que tienes unos cambios de humor muy drásticos últimamente ¿hay algo que debas contarme? —en arca una cena esperando mi respuesta.
 
—No, supongo que mi cambio de humor se debe a los cólicos y…
 
—¿Cólicos? ¿Desde cuándo te dan cólicos? ¿No se supone que tu método anticonceptivo te ayuda a sobrellevar eso? —las preguntas crecen y crecen.
 
—Pues no sé que ha ocurrido, simplemente yo no controlo mi cuerpo ni mis emociones —admito un poco irritada.
 
—¿Ahora eres bipolar? Mañana iremos al ginecólogo, esto es muy raro y si sigues así tendré que encerrarte hasta que se te pase el genio de mierda.
 
Ruedo los ojos resignada, la puerta se abre dándole paso a Vegeta y a Prince, corro a abrazarlos.
 
¿Qué rayos me pasa con mis cambios de humor tan repentinos?
 
—Mamá, me aplastas —el pequeño intenta alejarme pero me aferro más a él.
 
—Bulma ¿estás bien? —asiento ante la pregunta de Vegeta dándole un beso en los labios.
 
 

***

 
—Su caso es raro, lo volveré a revisar —admite la ginecóloga analizando mis estudios—, suspendemos el método anticonceptivo para tener un análisis más profundo.
 
—¡¿Qué?! —preguntamos Nila y yo al mismo tiempo.
 
—No creo que eso se pueda, ella y su esposo no se despegan para nada, es un martirio vivir en la misma casa y tener que escuchar todos los gemidos de estos dos —Nila toma la vocifera—, y si le quitan el método anticonceptivo saldrá embarazada.
 
—El método de barrera también…
 
—¡¿Condones?! —la interrumpe mi amiga de manera dramática— ¿quiere que las farmacias se queden sin preservativos? No, no funcionará y no creo que Vegeta se aguante las ganas —voltea a verme por unos segundos negando—. Supongo que tendrás que usar la boca de ahora en adelante.
 
—¡Ey! —me hago la ofendida y le pego en el hombro.
 
—La llamaremos cuando tenga el resultado de los análisis —se levanta la ginecóloga.
 
Nila y yo comenzamos a caminar a la puerta seguidas por la rubia pálida, Vegeta nos espera en la sala y se levanta cuando nos ve salir, viene con Prince y es una imagen totalmente hermosa verlos tan unidos.
 
—¿Qué hace aquí? —le susurró a mi amiga mientras hago una sonrisa forzada.
 
—Me espante cuando dijo que te harían análisis más profundos, no sabía que hacer y no quería llevarme la culpa sola —admite.
 
—¿Esta todo bien? —pregunta el pelinegro viéndome fijamente.
 
—Oh, ¿quién es usted? —volteo a ver a la ginecóloga que se quita las gafas mordiéndolas en el camino mientras le lanza una mirada seductora a mi hombre.
 
¿Qué se cree esta perra?
 
—Él es el esposo de Bulma —Nila se entromete al ver mi reacción.
 
—Mucho gusto, señor —la muy perra no deja de comérselo con la mirada aún estando yo.
 
¡Juro que la mataré!
 
—Mejor nos vamos —la castaña trata de aligerar la situación soltando una risita muy forzada.
 
Vegeta pasa de largo, coloca su mano en mi espalda baja guiándome a la salida, volteo a ver a la zorra por encima del hombro dándole una sonrisa victoriosa.
 
 

***

 
E

l teléfono taladrar mis oídos, la enorme mano de Vegeta rodea mi torso desnudo mientras su palma sostiene uno de mis pechos.
 
—¿Bueno? —respondo soñolienta.
 
—¿Señora Bulma?
 
—Sí ¿quién habla? —me levanto regresando mi mano contra mis ojos encaminándome a la ducha.
 
—Soy la ginecóloga Ness. Tengo los resultados de sus análisis de hace tres día.
 
Me meto a la ducha colocando el alta voz.
 
—¿Esta todo bien? —pregunto preocupada enjabonándome el cuerpo.
 
—Felicidades, usted está embarazada —me detengo en seco.
 
¿Embarazada?
 
—No, eso no puede ser cierto, yo me cuido y…
 
—No, hubo una liguera complicación que cambio todo y…
 
Dejo de escuchar enfocándome en la noticia.
 
Estoy embarazada ¿cómo diablos se me ocurrió embarazarme?
 
—Señora Bulma ¿sigue ahí?
 
—Le llamaré después —cuelgo saliendo de la ducha pero rápido me vuelven a meter en ella.
 
—Bañémonos juntos —la voz masculina de Vegeta me estremece por completo.
 
Ojalá no haya escuchado nada
 
Ataca mi boca vorazmente, enredo mis piernas alrededor de su torso mientras él me estruja el culo.
 
¿Cómo diablos le diré que tendremos otro hijo?
 

𝑳𝒂 𝑫𝒂𝒎𝒂 𝑫𝒆 𝑳𝒂 𝑴𝒂𝒇𝒊𝒂 ✔Where stories live. Discover now