07. La Delicadeza del Oro.

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❛Muchos hombres le temen a la ira, la furia, pero es la apatía, la insensibilidad tranquila que tienes, mucho más adepta a crear monstruos❜

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❛Muchos hombres le temen a la ira, la furia, pero es la apatía, la insensibilidad tranquila que tienes, mucho más adepta a crear monstruos❜.

Como una de las doncellas de la siraytza Feryal, fui trasladada en el ala principal, con una habitación cerca de sus aposentos que me tocó compartir con Ela

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Como una de las doncellas de la siraytza Feryal, fui trasladada en el ala principal, con una habitación cerca de sus aposentos que me tocó compartir con Ela.

Al parecer, mi gran acto del día anterior no le había parecido muy cautivante, y para el momento en que cayó la noche la ví rezar hasta tarde por la protección del Sae.

No me dirigió la palabra ese día, ni el otro temprano.

Desperté con el portazo que dio de salida. Una habitación decorada en tonos beiges, como tomar la parte más delicada del oro.
Muebles de roble de apariencia rocambolesca y camas con edredones de tejido más fino que el mejor de mis vestidos. A eso había accedido con el trato del rey.

Estiré mis extremidades con lentitud exagerada, una vez estuve segura de estar sola, inspeccioné la cama en la que había pasado la noche. Tiré de ella con fuerza, sin importame en el arrastre de las patas sobre la fina madera caoba.

Una vez lo moví del lugar, pude ver lo que escondía.

Unas extrañas runas, grabadas con tiza sobre el suelo de la habitación.

Lo poco que sabía sobre Ela, información obtenida de Ciara, era que se trataba de una joven venida desde Fajrak.

Fajrak era una ciudad atravesada por el hambre y la guerra, a la que la violencia le sonreía día a día con su sonrisa más macabra. Ela conocía la manera en que el horror tocaba a tu puerta, e incluso así me temía.

Era poco lo que sabía sobre el Círculo del Sae, pero pude reconocer los patrones de “protección”.

Ella me creía un demonio.

Ella me creía un demonio

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Sonata Siniestra©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora