46. CONTROLANDO LA FURIA

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Tom.

Esta pesadilla no sólo la está viviendo mi hermano y Lana. Verlos a ellos dos tan destruidos nos está matando a los demás, porque Julie no tiene idea de cómo consolar a su hermana y yo al mío no sé cómo voy a controlarlo, porque está totalmente fuera de sí.

Antes, cuando Lana ha golpeado contra la puerta de casa, mi padre nos ha obligado a encerrarnos porque él se encargaría de solucionar el tema.

Mi hermano le había rogado entre lágrimas que no le hiciera daño, y él ha cumplido su palabra, pero de la manera más cruel y rastrera que existe, dejando mal a Lucas y quedando él cómo el bueno a los ojos de mi cuñada.

Cuando él Vaquero ha oído todo, le ha pegado una patada a la puerta del gimnasio que casi la echa abajo, y he tenido que empujarlo para que no saliera y echara todo a perder.

Sé que es la opción más sana, pero Lana está en peligro, y es preferible todo esto a que sepa que mi hermano la ha dejado por culpa del maldito Ken Dawson.

A mi no me ha puesto problemas porque mi novia "no le hizo perder un negocio de millones de dólares" Pero se supone que ya no soy un Dawson, cosa que me importa bien poco porque ya estoy fuera de esta casa, viviendo mi vida con la persona a la que amo y trabajando gracias a mi esfuerzo y dedicación.

Hace mucho que dejé de depender de mi padre.

Aún seguimos en el gimnasio. Lucas está golpeando el saco de box sin guantes, y lleva un rato gruñendo y con la mandíbula y los ojos desencajados. He llamado a Juls para avisarle de que mi hermano se viene a dormir a casa esta noche. No quiero que esté solo aquí y haga una locura, y mi madre me lo ha pedido por favor porque ella ha tenido que salir de viaje de negocios y mi hermana pequeña está en Los Ángeles preparando unos papeles porque va a adoptar un gato, así que sin dudarlo, Lucas se viene conmigo en cuanto se relaje.

Mi novia aún no sabe que ha pasado, y me ha preguntado una y mil veces que se le pasado a Lucas por la cabeza para hacer algo así, pero mi hermano no quiere que le diga la verdad porque sabe que Julie lo arruinaría todo, y no quiere arriesgarse a ello, así que estoy buscando la excusa perfecta para que no acribille al Vaquero a reproches y preguntas innecesarias.

Me cruzo de brazos y suspiro, mirando a Lucas —Para, vas a reventarte los nudillos.

No responde, y la puerta del gimnasio se abre, dejando ver a mi padre con la chaqueta quitada y las mangas de su camisa remangadas hasta los hombros.

—Esa inconsciente casi rompe la puerta.

Habla y eso hace que mi hermano se deshaga en puñetazos de nuevo contra el saco.

—Papá ¿por qué no te callas un rato? O mejor, lárgate de aquí y déjalo en paz —respiro hondo y mi padre se acerca hasta mi con el ceño fruncido.

—Te recuerdo que tú en esta casa ya no tienes nada que hacer y tampoco voz y voto, Thomas.

Ruedo los ojos —Estoy visitando a mi hermano, Ken. Recuerdo perfectamente eso de que ya no soy tu hijo y bla bla bla —meto las manos en mis bolsillos, despreocupado —¿Te crees que me importa? —río —Para tener un padre tan nefasto como tú, mejor no tener nada.

Ken parece no inmutarse con mis palabras, solo se dedica a sonreír y morder su labio con fuerza, mientras yo contengo las ganas de meterle un zapato en la boca para que se calle.

—Desde que estáis con esas impresentables dejáis mucho que desear como persona.

Ahí no, ya ha tocado a quien no debía.

BESOS EN GUERRA (Terminada)Where stories live. Discover now