31. PILLADOS

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Soy gafe.

Ya lo tengo asumido. Los astros se han alienado en mi contra,  y debería quejarme, pero no es nada nuevo para mí.

Tengo a mi madre frente a mí con un cara que no había visto desde que Julie le rompió su jarrón favorito cuando tenía seis años, a mi novio detrás seguro que deseando que la tierra se lo trague y yo muerta en vida pensando en que mi padre pueda llegar a salir y nos vea.

¿Por qué? ¿Que he hecho yo para merecer tanto castigo?

Cojo aire y trago saliva. Mi madre se ha cruzado de brazos y creo que está esperando una explicación.

–¿Que haces despierta? –pregunto.

Está seria, muy seria y antes de contestar, mira detrás de mí –Dije que no me quedaría tranquila hasta que me avisaras. Me dijiste que llegabas sobre las dos y media y son casi las cinco de la mañana.

Agacho la cabeza –Se ha alargado la cosa.

Asiente con los labios apretados y me temo lo peor –¿Que se supone que significa esto, Lana Miller?

–¿El qué?

Soy tonta, es irremediable, pero estoy tan sumamente nerviosa que no sé cómo manejarme.

Niega con la cabeza, me mira fijamente y cuando pasan unos segundos, señala a Lucas –Esto, Lana ¿que diablos significa?

–Mamá, puedo explicarlo.

–¡Te estabas besando con el hijo de los Dawson, Lana! ¡El mismo que vino aquí a montar un espectáculo mientras estabas en Hawaii! –grita.

Esto no puede ir peor.

Muerdo mi labio con fuerza y miro a Lucas, que está frustrado y nervioso mirando hacia la puerta de su casa. Seguro que rezando para que sus padres no salgan con el jaleo.

–Mamá, vamos dentro y...

–Su hija y yo estamos saliendo –Lucas me interrumpe y cierro los ojos porque no es buena idea que hable –Y si, está con el mismo que esa noche montó un espectáculo deplorable, pero no estaba bien, y me arrepiento, así que lo siento mucho.

–Lucas, vete a casa –pongo una mano en su hombro y lo empujo sutilmente.

Mi novio me mira y suspira pesadamente –No voy a dejarte sola –susurra.

Me giro completamente hacia él –Esto al fin y al cabo era algo que tenía que pasar. Te llamo después.

Sonrío para tranquilizarlo pero sé que no lo consigo, y después de unos segundos en los que se dedica a mirar a mi madre, deja un beso en mis labios y se marcha.

No voy a ocultarme por más tiempo porque ya me he cansado, así que es momento de enfrentar lo que está pasando y decir la verdad.

Me giro de nuevo hacia mi madre y aclaro mi garganta –¿Podemos entrar y me dejas que te lo explique, por favor?

Me mira y después de suspirar pesadamente, se gira y entra en casa a grandes zancadas.

Verás la que me espera.

🤫🤫🤫

Estoy sentada en el sofá con un vaso de agua helada en mis manos y mi madre frente a mí con las manos en la cabeza. Creo que ninguna de la dos sabemos dar el paso, y aunque me veo con la suficiente fuerza de contar la verdad, tengo miedo de que tome las mismas represalias que tomó mi padre con mi hermano Fred.

Suspiro y dejo el vaso encima de la mesa para acomodarme, poniendo un cojín sobre mis muslos.

–Si quieres preguntarme algo, adelante –mi voz sale tímida, y muerdo mi labio cuando mi madre levanta la cabeza para mirarme.

BESOS EN GUERRA (Terminada)Where stories live. Discover now