39. CARAS CONOCIDAS

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Estoy en shock. Completamente en shock.

¿Como es capaz una persona de volverse tan loca por alguien después de una sola y simple noche de sexo?

Lucas me había contado la historia con pelos y señales. Me había dicho que el padre de Jessica le había pagado una buena suma de dinero a Valen para que no denunciara a su hija, y que había internado a esta poco después de lo sucedido. Con poco éxito, ya que su "pronta" mejoría había obligado al psiquiátrico a deshacerse de ella.

También me había contado la de problemas que acarreó mi Vaquero tras lo sucedido. A penas dormía por las noches, no comía y si le pedía ayuda a su padre, este se limitaba a restarle importancia y pedirle que no le dejara en ridículo frente a nadie.

Fue su madre y su hermano los que hablaron con los mejores psicólogos para que Lucas pudiera continuar su vida con normalidad, pero le había costado mucho deshacerse de ese lastre.

Ahora esa loca estaba aquí y dispuesta a todo por lo que me había contado mi novio que le había dicho en el cuarto de baño de las chicas anoche.

No voy a negar la rabia que siento en estos momentos, porque ella puede estar loca pero a mi novio no le vuelve a decir las obscenidades que le dijo. Por eso en contra de la voluntad de Lucas, voy dirección a la habitación de Hugo para aclararlo todo y que esa loca nos deje en paz.

Yo no soy cualquiera y no sé lo que es el miedo.

—¡Vuelve inmediatamente a la habitación! —me ordena Lucas caminando a mi lado.

Niego porque no voy a ceder. Estoy demasiado furiosa por todo y necesito descargarme.

—Voy a dejarle las cosas claritas a esa pedazo de...

—¡Lana! ——interrumpe —No la conoces, no sabes de lo que es capaz, mi amor —tira de mí —Vuelve a la habitación, por favor —dice fingiendo estar relajado, pero niego firmemente sin frenar el paso y mi novio suelta una ristra de insultos interesantes —¿¡Como se puede ser tan jodidamente testaruda!?

—Deberías conocerme ya, mi vida —digo buscando la habitación ciento treinta y dos que es la de Hugo.

—Esto no se trata de tu cabezonería, Miller —Lucas suspira —Se trata de tu seguridad, joder.

Me gira hacia él y me abraza. Yo cierro mis ojos e intento calmar mi corazón que va a mil por hora. Estoy harta de que nos intenten boicotear, por eso actúo de esta forma. Yo solo quiero ser feliz con mi Vaquero y el destino se empeña en joder eso.

—Déjame ir, Vaquero.

Levanto la mirada para encontrarme con sus ojos azules y me agarra las mejillas con delicadeza, acariciado mi labio con su pulgar —Vamos a la habitación y te duchas, mejor. Estás horrible

Lo miro unos segundos antes de reír y Lucas ríe conmigo. No me he quitado aún el vestido y estoy para el arrastre, así que eso está ayudando a que la euforia baje.

—Lo siento —susurro.

Mi novio deja caer su frente sobre la mía y besa mi nariz, robándome un escalofrío que no es para nada raro sentirlo cada vez que lo tengo cerca —Lo siento yo —dice, y me aparto mirándolo con curiosidad.

—¿Tú "lo siento" por qué?

Me mira y sonríe —Porque tu nunca estás horrible, Vaquera. Es más, ahora te daba la follada de tu vida.

Aprieta mi trasero pegando su cuerpo al mío y jadeo, perdiéndome en su mirada llena de deseo.

Sin dudas es un genio de la distracción.

BESOS EN GUERRA (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora