22. COMO ME DUELE

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Cuando me levanto a la mañana siguiente, parece que la noche antes he acabado con todo el alcohol de casa, porque me va a reventar la cabeza de dolor, pero mucho más lejos de la realidad.

Después de que Lana se fuese a la cama, tuve el impulso de ir en su búsqueda y pedirle explicaciones sobre lo que me había dicho, pero supe frenar a tiempo porque que estemos solos, y con una cama de por medio, no ayudaría mucho a que las cosas se calmasen, así que me fui directo a mi habitación

Me dio a entender que estuvo allí, y que por mi maldita mala suerte, me vio con Aly. Y ahora que lo pienso, no quiero imaginarme como se tuvo que sentir cuando me vio aparecer al día siguiente en su habitación, después de no haberme presentado en la cena.

Seguro que se pensó cualquier cosa.

Hoy espero que todo vaya mejor, aunque aún me cueste asimilar que está aquí. Y que después de todo, pasemos un día agradable de visitas guiadas y planificación de vida. En un rato llegará Víctor, así que todo será más fácil.

Después de dar mil vueltas en la cama, llegué a la conclusión de que debería buscarle algún puesto en Object, pero conozco a la Morena como a la palma de mi mano, y el enchufe no le va, aunque yo sepa que lo hago porque me parece que está cualificada.

A parte de porque quiero ayudarla, claro.

¿No has pensado que tenerla en el trabajo también sería una situación difícil?

Bueno, me encargaría de que no le destinaran a la misma planta que a mí e intentaría en todo caso perderla de vista.

Ahora estoy en la cocina, tomándome un café y leyendo los portales para ver si hay algo más sobre mi padre. Hoy tengo que hablar con mi hermano para pedirle explicaciones sobre porque me han ocultado algo así, pero esperaré al final del día.

Oigo la puerta abrirse y pisadas y aclaro mi garganta, esperando a que la Morena aparezca por las escaleras. Aún es temprano y es raro que ya esté despierta, pero supongo que no querrá desaprovechar el día.

Giro mi cabeza cuando la veo aparecer y frunzo el ceño porque me la esperaba con otra cara. Está seria, demasiado diría yo, y me regala una sonrisa rápida de boca cerrada que quita de inmediato cuando aparta sus ojos de mí.

—Buenos días —dice con un hilo de voz.

—Buenos días —me giro para observarla con facilidad, apoyándome en la encimera.

Va con una camiseta ancha, su pelo recogido en una coleta despeinada, y tiene la cara hinchada supongo que de recién levantada.

Se echa un vaso de agua y cruzo mis brazos —¿Has dormido bien?

Me mira, y asiente mientras se bebe el agua de una vez —La cama es muy cómoda.

Sonrío —Me alegro ¿quieres desayunar algo?

Sus ojos se vuelven a posar en los míos y trago grueso porque parece que va a echarse a llorar en cualquier momento.

—No, no tengo hambre.

—¿Estás bien, Lana? —me acerco hasta la isla de la cocina y apoyo mis manos en ella —Tienes mala cara.

La Morena pasea su vista por mi torso desnudo antes de volver a mis ojos, y yo alzo mis cejas porque ha sido una descarada.

—He dormido bien, pero he tenido pesadillas —niega, llevando una mano a su frente —No las llevo muy bien.

No puedo evitar meter un mechón de pelo rebelde detrás de su oreja, y muerdo mi labio porque se la ve indefensa y asustada.

BESOS EN GUERRA (Terminada)Where stories live. Discover now